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Estadística de la cristianización mapuche-huilliche: los Libros de la Misión de Valdivia (1771-1837), de Xochitl Inostroza Ponce, Leonor Adán Alfaro, Simón Urbina Araya y Margarita Alvarado Pérez, Revista TEFROS, Vol. 19, N° 2, artículos originales, julio-diciembre 2021: 65-95.  

En línea: julio de 2021. ISSN 1669-726X

 

 

Cita recomendada:

Inostroza Ponce, X., Adán Alfaro, L., Urbina Araya, S. y M. Alvarado Pérez, Estadística de la cristianización mapuche-huilliche: los Libros de la Misión de Valdivia (1771-1837), Revista TEFROS, Vol. 19, N° 2, artículos originales, julio-diciembre 2021: 65-95.

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Estadística de la cristianización mapuche-huilliche: los Libros de la Misión de Valdivia (1771-1837)

 

Statistics of the Mapuche-Huilliche Christianisation: the Books of the Valdivia Mission (1771-1837)

 

Estatísticas da Cristianização Mapuche-Huilliche: os Livros da Missão de Valdivia (1771-1837)

 

            Xochitl Inostroza Ponce

Departamento de Ciencias Históricas, Universidad de Chile, Chile.

 

Leonor Adán Alfaro

Dirección Museológica, Universidad Austral de Chile

Escuela de Arqueología, Universidad Austral de Chile, Chile.

 

Simón Urbina Araya

Escuela de Arqueología, Universidad Austral de Chile, Chile.

 

Margarita Alvarado Pérez

Instituto de Estética y Centro Interdisciplinario de Estudios Interculturales e Indígenas (CIIR),

Pontificia Universidad Católica de Chile, Chile.

 

Fecha de presentación: 5 de febrero de 2021

Fecha de aceptación: 28 de junio de 2021

 

In memoriam P. Gabriel Guarda (†2020)

 

 

Resumen

A partir de los libros de bautizos, matrimonios y defunciones de las misiones franciscanas de Valdivia, que inscribieron a la población mapuche-huilliche atendida por la misión, analizaremos las principales tendencias demográficas, observando su evolución por más de 50 años, siendo el primer estudio de este tipo para esta área geográfica. Estas propensiones serán comparadas con recuentos generales de la misma época, lo que será complementado con un examen de la estacionalidad de las inscripciones misionales. Estos análisis nos permitirán evaluar los registros como fuentes demográficas, así como contrarrestar algunas perspectivas historiográficas, para discutir el éxito evidenciado en las cifras de población cristiana en contraposición a las de población gentil. El período analizado está caracterizado por la intensificación del contacto de la población indígena que habitaba la zona de Valdivia con un creciente número de pobladores hispanos y criollos, debido a la expansión de la Plaza de Valdivia y su área de influencia, así como por la expansión de las instalaciones misionales franciscanas a partir de 1769.

Palabras clave: población; frontera; estacionalidad; sacramentos; evangelización.

 

ABSTRACT

Using baptisms, marriages and deaths registers of the Franciscan missions in Valdivia, which recorded the Mapuche-Huilliche population attended by the mission, we will analyse the main demographic trends for a period of more than 50 years. This will be the first study of this type done about this geographic area. These trends will be compared with general demographic accounts from the same period, and complemented with a full examination of the seasonality of the missionary data registration. These analyses will allow us to use and evaluate these records as demographic sources, as well as to review some historiographical perspectives, focusing on the evangelisation success shown by the general Christian population figures as opposed to those of the Gentile population. The analysed period characterised itself by the intensification of the contact between the indigenous population that inhabited the Valdivia area and an increasing number of Hispanic and Creole settlers, who came to the region due to the expansion of the Plaza de Valdivia and its influence area, as well as the expansion of the Franciscan missionary settlements from 1769 onwards.

Keywords: population; frontier; seasonality; sacraments; evangelization.

 

 

RESUMO

A partir dos livros de batismos, casamentos e óbito das missões franciscanas de Valdivia, que registraram a população Mapuche-Huilliche servida pela missão, analisamos as principais tendências demográficas, observando sua evolução por mais de 50 anos, sendo o primeiro estudo deste tipo para esta área geográfica. Estas tendências são comparadas com a contabilidade geral do mesmo período, complementadas por um exame da sazonalidade das inscrições missionárias. Estas análises permitem avaliar os registros como fontes demográficas, bem como contrapor algumas perspectivas historiográficas, a fim de discutir o sucesso evidenciado nos números da contagem geral da população cristã, em oposição aos da população nativa. O período em análise é caracterizado pela intensificação do contato da população indígena que habitava a área de Valdivia com um número crescente de colonos hispânicos e criollos, devido à expansão de Valdivia e sua área de influência, bem como a expansão das instalações missionárias franciscanas a partir de 1769.

Palavras-chave: população; fronteira; sazonalidade; sacramentos; evangelização.

 

Introducción

El Patronato Universal de 1508 establecía que los evangelizadores en Indias debían registrar los acontecimientos más importantes de la existencia de las personas, ritualizados a partir de sacramentos cristianos, de la misma manera como lo hacían en Europa. En el Virreinato del Perú el Primer Concilio Limense (1551-1552) dispuso que todos los curas debían llevar libros donde registraran los nombres de los bautizados (Vargas Ugarte, 1951, p. 13). Luego, en 1573, la Corona española enfatizó la tarea de mantener libros de bautizos, matrimonios y defunciones (Arretx, Mellafe y Somoza, 1983, p. 45). Sin embargo, los registros de sacramentos varían mucho de una localidad a otra[1].

En base a su experiencia Arretx, Mellafe y Somoza recomendaron usar siempre las tres clases de inscripciones, aunque al investigador le interese analizar un solo tipo de fenómeno. Para ello, los registros deben ser evaluados en calidad y representatividad, luego de una mirada del conjunto cronológico de datos, ya que aquello permite ubicar lagunas (Morín, 1972), es decir, años sin registros. Aspectos como éstos les llevaron a aconsejar complementar las inscripciones parroquiales con censos y padrones (Arretx et al., op. cit., p. 53) método conocido como triangulación de datos[2]. En las misiones franciscanas del sur de Chile hay varios Estados Generales[3] de población, que entregan cifras absolutas de cada una de las misiones. Sin embargo, las cifras parecen ser números aproximados que establecían los misioneros[4]. Ninguno de estos recuentos incluye un listado de nombres de los feligreses que nos permita complementar los datos de las inscripciones de sacramentos.

El período que estudiaremos está caracterizado por la intensificación del contacto de la población mapuche-huilliche que habitaba la zona de Valdivia con sectores hispanos, debido a la expansión de la plaza-presidio y su área de influencia (Guarda, 2001; Urbina y Adán, 2014; Poblete, 2017; Adán, Urbina, Alvarado y Cornejo, 2020; Adán, Urbina, Munita, Mera, Godoy y Alvarado, 2021) que produjo un espacio de coexistencia entre estos dos grupos, pero en el que además interactuaban indios fieles e infieles. En 1775 un parlamento efectuado en Valdivia había ampliado su jurisdicción desde Quinchilca hasta la margen septentrional del Lago Ranco; más tarde, el parlamento de 1777 la extendió hasta el sur del río Bueno, donde, en 1778 la fundación del fuerte y la misión llevaron al establecimiento de alianzas políticas zonales que dieron lugar a la rebelión indígena de 1782, implicando a los mapuche-huilliche de río Bueno, aliados con los de Ranco (Alcamán, 1997, p. 54-56). Los avances desde Chiloé generaron nuevas alianzas y la realización de nuevos parlamentos en 1788 y 1789 (Urbina, 2012) que establecían como parte de estas nuevas relaciones coloniales el pago de gratificaciones o sueldos y reconocimientos militares u honores, incluyendo el apelativo don, a los lonkos aliados. Ese período de paz finalizó en 1792 con el alzamiento indígena que hizo patente las diferentes posiciones de las alianzas de la sociedad indígena (Alcamán, 1994, 1997). En 1793 el Tratado de las canoas (8 de septiembre) inicia un segundo período de avance de las misiones que incluye la refundación de la ciudad de Osorno (Vergara y Mascareño, 1996).

En cuanto al desarrollo de la colonización hispana, en la década de 1770 se reconoce una política expansiva en el interior de Valdivia hasta el río Bueno, durante la época del gobernador de Valdivia Joaquín de Espinosa (1773-1779), dirigida a fortalecer la instalación de estancias en el valle del río Calle Calle y procurar la ampliación del suministro de ganado (Alcamán, 1994, p. 42). En concordancia, la intensificación de la acción misional tenía también la intención de contribuir con el control de la población indígena en la frontera sur del Reino de Chile (Almonacid, 2009) y en la acentuación del proceso de civilización que se buscaba favorecer a partir de la evangelización. Con este fin los franciscanos reocuparon las misiones de Valdivia (1769), San José de la Mariquina (1770) y fundaron las de Arique (1776), Niebla, Gañihue o Nanihue (1777), Quinchilca y Río Bueno (1778), Daglipulli y Cudico (1787), Coyunco (1794) (ver Fig. 1) (Ascasubi, 1997 [1789]; Poblete, 2007; Almonacid, op cit.), cuyos asentamientos tienen antecedentes de ocupación previos (Adán y Urbina, 2010). La instalación de misiones se alternó con sucesos de levantamientos y parlamentos. Sobre el método misional de los franciscanos, Guarda propuso que los misioneros practicaban tanto la misión circulante como el llevar a los indígenas a la sede misional, donde los mantenían entre 20 y 40 días para ser instruidos. Este último procedimiento se practicaba con los adultos antes del bautismo y con los novios previo al matrimonio (2000, p. 69); período luego del cual otorgaban el sacramento, que implicaba regalos (Casanova, 1988, p. 240)[5].

 

Figura 1: Expansión misional en el sur de Chile (siglos XVII y XIX) con fechas relativas de fundación/instalación. Fuente: Elaboración propia. Proyecto Fondecyt 1171735, “Transformaciones e interacción en la Plaza presidio de Valdivia durante el siglo XVIII: Asentamientos, redes y circulación de materialidades”.

 

La primera interrogante que se nos presenta a partir de las investigaciones historiográficas sobre las misiones de Valdivia se refiere a los resultados positivos del proceso de evangelización de la población mapuche-huilliche que habitaba la zona en comparación con la Araucanía (Almonacid, op cit.; Zavala, 2011; Poblete, 2017). Esta interpretación se basa principalmente en cifras que provienen de Estados Generales como las que se presentan en la tabla 1, que compara la población cristiana, en ambas misiones, y donde se observa un alto porcentaje de indios cristianos. En las misiones de Valdivia este porcentaje fluctuaba entre 71,7%, y 100% en 1790, exceptuando las más recientes misiones de Río Bueno, Daglipulli y Cudico; más tarde, en 1815, el porcentaje de indios cristianos oscilaba entre 51,9% y 100% en todas sus misiones[6].

 

Tabla 1: Relación “gentiles/cristianos” en las misiones franciscanas (1790 y 1815). Fuente: Zavala (2011, p. 205). El destacado es nuestro, resaltando las cifras que se observan en la misión de Valdivia.

 

El análisis que desarrollaremos a continuación se inicia con la observación de varios Estados Generales que han sido publicados por diferentes autores, que dan cuenta de cifras absolutas referentes a la población mapuche. El segundo tipo de material que examinaremos corresponde a los Libros de la Misión de la Plaza de Valdivia, conservados en el Archivo Provincia de San Francisco de Asís de los Hermanos Menores Capuchinos (Santiago, Chile). Corresponden a libros de bautizos, matrimonio y defunciones de la misión franciscana que se instaló en la plaza-presidio de Valdivia a partir de 1769, y por lo tanto se refieren a la población mapuche-huilliche que recibió alguno de estos sacramentos. En este contexto, el presente estudio tiene tres objetivos: comparar la información proveniente de los libros sacramentales y los Estados Generales, observar si las tendencias de ambos tipos de registro permiten una lectura demográfica; y finalmente, discutir algunas interpretaciones relacionadas con el proceso de evangelización en la misión de Valdivia. Con este objeto analizaremos en primer lugar las cifras que presentan los Estados Generales. A continuación, describiremos la información que contienen los libros de la misión de la plaza de Valdivia, para posteriormente analizar los datos que contienen estos registros que incluirá la frecuencia anual, el promedio decenal y la estacionalidad. Luego, en la discusión final, reflexionaremos sobre nuestros tres objetivos.

 

ESTADOS generales

Las cifras de población de los Estados Generales muestran que durante el siglo XVIII la población de Valdivia habría aumentado entre 1790 y 1807, lo que es coherente con la tendencia demográfica en América Latina (Sánchez Albornoz, 1973; Hidalgo e Inostroza, 2019)[7]. Según el Censo de 1813, la provincia de Valdivia estaba integrada por 10.334 personas, donde 4.998 eran españoles y 5.336 indígenas.[8]

Se han publicado varios de estos resúmenes de registros totales y datos de población de las misiones de Valdivia (Ascasubi, op cit.; Guarda, 2000; Poblete, 2007, 2017; Vergara, 2005; Urbina, 2009; Zavala, op cit.) pero de momento, no hemos hallado un registro nominativo de carácter censal. Los Estados Generales que hemos utilizado corresponden a los años de 1790, 1803, 1807 y 1834 (ver Tabla 2).

 

Tabla 2: Estado General de las misiones del Colegio de Propaganda Fide de San Ildefonso de Chillán, provincia de Valdivia. Fuente: Elaboración propia a partir de: Guarda (2000, p. 65) [1790]; Poblete (2007, p. 15) [1803]; Poblete (2017, p. 124) [1807]; Poblete (2007, p. 19) [1834].

 

A partir de la distinción que hacen los Estados Generales entre neófitos y gentiles, se observa un aumento de la población indígena entre 1790 y 1807, que luego disminuyó levemente hacia 1834. Además, se manifiesta el incremento progresivo de neófitos o recién conversos entre 1790, 1803, 1807 y 1834. Los gentiles, aunque aumentaron hacia 1803, disminuyen levemente hacia 1807, pero notoriamente hacia 1834 (ver Tabla 2). Las cifras expuestas sirven de sustento para proponer un progresivo avance de las misiones franciscanas en Valdivia (Almonacid, op cit.; Poblete, 2017). Además, estos recuentos generales nos permiten observar la dinámica que presentarían las distintas misiones, establecidas en la jurisdicción de Valdivia, aspecto que también es un antecedente que se debe tener en cuenta en el análisis. Las cifras que se observan en la figura 2, otorgan al lector una imagen visual de los fenómenos que estudiaremos.

 

Figura 2: Población por misiones a partir de Estados Generales. Fuente: Elaboración propia a partir de: Guarda (2000, p. 65) [1790]; Poblete (2007, p. 15) [1803]; Poblete (2017, p. 124) [1807]; Poblete (2007, p. 19) [1834].

 

De estas cifras se debe destacar la relativa constancia en los registros que corresponden a la misión de Valdivia que fluctúa entre 425 y 568 personas, situación que contrarresta con los recuentos de las misiones de Mariquina, Arique, Quinchilca, Río Bueno, Daglipulli, Cudico, Quilacahuín y Coyunco, que presentan mayores fluctuaciones. Este es uno de los aspectos que evidencia que las tendencias de estos registros varían mucho a partir del accionar misional, del funcionamiento de diferentes misiones en la tierra adentro y del grado de integración o aceptación de la misión en la población originaria.

 

libros de la misiÓN franciscana de Valdivia.

Los Libros de la Misión de la Plaza de Valdivia corresponden a registros de bautizos, matrimonio y defunciones de la misión franciscana que se instaló en la plaza-presidio de Valdivia a partir de 1769. Los volúmenes presentan un buen estado de conservación y no parecen tener lagunas importantes, lo que facilita en gran medida su análisis.

Los tres libros de casamientos de las misiones franciscanas de Valdivia se inician en 1771 y concluyen en 1909. En el presente estudio analizaremos los datos que contiene el Libro 1 de casamientos, que se inician en 1771 y concluye en 1837, con un total de 532 inscripciones. Los registros presentan una frecuencia regular. Todos los años hay al menos un registro, salvo en 1819 donde hay ausencia de inscripciones. En cuanto a la información que contienen los registros matrimoniales de las misiones de Valdivia, cada inscripción varia en cantidad y calidad (Arretx et al., op cit.), siendo la información máxima la siguiente: nombre y apellido del novio, nombre de la novia (en algunas ocasiones su apellido), nombre de los padres de ambos, origen de los contrayentes, lugar del casamiento, calidad de legitimidad con respecto al matrimonio de los padres de los contrayentes, categoría étnica (indios), condición de evangelización de los padres (gentiles o infieles), estado civil (sobre todo en el caso de viudos), tipo de casamiento (si se realiza In facie ecclesiae -conforme a las normas de la iglesia- o se casó y veló)[9], nombres de los testigos (dos o tres), nombres de los padrinos (padrino y madrina), fecha (día, mes y año). En ningún caso se indica la edad de los desposados. Cuando los participantes eran personas de prestigio, se agregó el apelativo don. Se utilizaron además algunas otras descripciones, por ejemplo, cuando alguno era cacique, vecino, si estaba al servicio de alguien más, así como alguna otra característica que los misioneros consideraron relevante. Son interesantes anotaciones singulares que dan mayores detalles, tales como hijos de padres infieles, padres casados a la usanza, o padres casados Ad mapu, derecho consuetudinario mapuche (Zavala, op cit, p. 206-208). No hay ninguna inscripción que presente impedimento matrimonial, los que sí son muy frecuentes (durante este mismo período) en registros matrimoniales de otras localidades de América Latina (Inostroza, 2013).

Los registros de bautizos[10] se inician en 1769 y se extienden hasta 1903. En el presente estudio se incluye la información del Libro 1, que termina en 1834, con 2065 inscripciones. No presenta importantes lagunas, salvo dos años en que no hay ningún registro (1770 y 1821). La información máxima que contienen es: nombre del bautizado, y en pocos casos su apellido; algún tipo de marcador etario como párvulo, adulto, niño, infante, etc., en algunos casos se indica una edad aproximada, si es hijo legítimo, natural o de padres infieles; nombre y apellido de sus padres, lugar de origen, lugar de bautizo, nombre y apellidos de los padrinos y en ocasiones alguna característica de ellos; nombre del misionero que oficia o registra, tipo de bautizo y fecha. A veces se incluye otro tipo de información que se consideró importante de registrar.

Los registros de defunciones tienden a ser los más incompletos, siendo su insuficiencia más grave la inscripción de muertes infantiles (Arretx, et al., op cit.). Los libros de entierros de la misión de Valdivia se inician en 1771 y terminan en 1895[11]. El Libro 1 se inicia en 1771 y concluye en 1838 con 1320 inscripciones (ver Fig. 3). Se indica el nombre del fallecido y en muchos casos su apellido, salvo en el caso de los párvulos; se menciona su categoría de indio o alguna cualidad que lo identifique, como alquilero, sirviente, etc. Se registra la edad en algunos casos, según el parecer de los frailes; es común ver en el registro de 4 a 6 años, lo que evidencia que las edades eran otorgadas por quien escribía; en la mayoría de los casos (en los que no se indica la edad) simplemente se distingue párvulos de adultos. Además, se alude a la localidad de origen y lugar de deceso, estado civil, condición de legitimidad, nombre y apellido de sus padres, nombre del misionero que registra y fecha del acontecimiento. En algunas ocasiones se incluyen observaciones tales como causa de muerte, o si se le administraron o no los sacramentos y dónde fue enterrado (cementerio o lugar en la iglesia). No se observan lagunas, salvo el año de 1822 en que no hay registros. Sin embargo, hay varios años en que se reconocen menos de 10 fallecidos, lo que refleja la deficiencia de estos documentos.

 

Imagen que contiene texto, edificio, periódico

Descripción generada con confianza alta

Figura 3: Libro de Entierros. Misión de Valdivia (1771). Fuente: Archivo Provincia de San Francisco de Asís de los Hermanos Capuchinos (OFMCAP), Santiago, Chile. Libro 1 de Entierros de la Misión de la Plaza de Valdivia (1771). Detalle de portada. Fotografía: Ignacio Helmke y Margarita Alvarado.

 

Análisis de los registros sacramentales. Misión de Valdivia.

Como hemos observado en la descripción de los registros, los libros de la Misión de la plaza de Valdivia se caracterizan por la buena calidad de las inscripciones y un óptimo estado de conservación, por lo que en el análisis que desarrollaremos a continuación hemos incluido el total de datos. Las frecuencias absolutas de los tres tipos de registros de sacramentos de la misión de Valdivia se presentan en la figura 4, mientras que las cifras se presentan en la tabla 3. Este tipo de gráfica permite visualizar posibles lagunas en las inscripciones, además de los momentos más significativos de crecimiento o decrecimiento en cada uno de ellos. Debemos destacar que no se ha realizado ningún análisis cuantitativo de estos libros anteriormente.

 

Figura 4: Frecuencias de registros de bautizos, matrimonio y defunciones (1769-1838). Fuente: Elaboración propia. OFMCAP, Libro 1 de bautizos, misión de Valdivia (1769-1834); Libro 1 de casamientos, misión de Valdivia (1771-1836); Libro 1 de entierros, misión de Valdivia (1771-1838).

 

Tabla 3: Frecuencias de registros de bautizos, matrimonio y defunciones de la misión de Valdivia (1769-1838). Fuente: Elaboración propia. OFMCAP, Libro 1 de bautizos, misión de Valdivia (1769-1834); Libro 1 de casamientos, misión de Valdivia (1771-1836); Libro 1 de entierros, misión de Valdivia (1771-1838).

 

A partir de estas cifras se observan algunos años con mayor número de bautizos: de 1771 a 1775, 1780, 1782, 1786, 1789, 1792 a 1797, 1816, 1824, 1827, 1830. Los períodos más frecuentes pueden ser explicados a partir del contexto histórico. El primero de ellos, responde al momento en que los franciscanos ya habían reorganizado el trabajo misional que anteriormente realizaron los jesuitas. Luego se presenta una disminución en la frecuencia en 1776 que se mantiene constante hasta 1779. El aumento de los bautizos en 1780 coincide con el incremento repentino de las defunciones, que pudo deberse a la peste de 1780, conocida como mal del valle (Guarda, 2000, p. 84)[12]. Luego, en 1786 también se documentó una peste en Arique (Guarda, 2000, p. 85). Posteriormente, el período de 1792 a 1797 coincide con el inicio del alzamiento indígena de 1792 (Alcamán, 1994, 1997; Foerster, 1998; Alioto y Jiménez, 2017), que perduró hasta el Tratado de 1793, y que debió provocar mayor vigor en el accionar misional. Se debe notar un breve descenso en los bautizos en 1811, tal vez como consecuencia del proceso de independencia (Guarda, 2016, p. 435), pero que retoma índices similares a partir de 1812. No tenemos datos históricos para explicar el aumento de registros en 1789, 1816, 1824 y 1830, pero las cifras se mantienen similares, a excepción de 1820, que no tiene inscripciones, y 1821, cuando solo se registraron 12 bautizos.

En cuanto a las defunciones, ya hemos mencionado la importante alza de 1780. Posteriormente la disminución en 1783-1784 (período en que disminuyen los tres tipos de registros), donde solo hubo 7 inscripciones, que probablemente tenga relación con la rebelión de 1782 (Alcamán, 1997). Luego se observan nuevos repuntes en las defunciones de 1786 (peste en Arique) y 1788. A continuación, las cifras se mantienen fluctuantes destacando el aumento en 1812, 1825 y 1834. No tenemos antecedentes que permita relacionar estas últimas fechas con las guerras de independencia.

La curva de matrimonios presenta menores fluctuaciones, y se observa más o menos homogénea durante todo el periodo analizado. Se presentan leves aumentos en 1774, 1793, 1795 y 1796. Estas fechas coinciden con el tratado de 1793 (Foerster 1996b, pp. 258-260), así como un probable aumento de la acción misional que se manifiesta en la fundación de la misión de Coyunco (1794) y la refundación de Osorno (1796) (Guarda, 2000; Poblete, 2007). Luego disminuye la frecuencia de casamientos, salvo algunos repuntes en 1816, 1825 y el breve receso del año 1819 (sin inscripciones) y 1822, año en que solo se registra una unión. Tampoco hay antecedentes para explicar las alzas en los matrimonios en 1816 y 1825.

Es significativa la caída al dígito cero de bautizos en 1821, de defunciones en 1822, de matrimonios en 1819 y el único matrimonio de 1822, pues se ha propuesto un hipotético abandono de las misiones en 1820 como efecto del proceso de independencia (Urbina y Adán, 2014). Sin embargo, se debe destacar que la acción misional continuó de manera similar al decenio anterior por lo que no hay ninguna evidencia en estos registros que demuestre un abandono total de la misión de Valdivia.

En comparación con las inscripciones sacramentales provenientes de otras localidades (Inostroza, 2019) pensamos que estos registros, más que reflejar las dinámicas demográficas de la población, están mostrando tendencias y modificaciones del proceso de evangelización, principalmente los momentos de mayor énfasis en la actividad misional. No se observa la peste de 1779 de tabardillos, una especie de tifus (Guarda, 2000, p. 84) la cual, según Ascasubi, habría cruzado toda la tierra (op cit., p. 52), a menos que haya repercutido en las defunciones de 1780[13]. Tampoco se evidencian las pestes de viruela de 1790 y 1809 (Guarda, 2000, p. 85). Por otra parte, algunos autores afirman que la propagación de epidemias reducía los bautizos, ya que los mapuche asociaban esas muertes con el rito cristiano que les habían aplicado. Por ejemplo, al analizar la función del cura o patiru en las misiones mapuche, Boccara menciona:

 

Estos personajes, de quien se espera que sanen las enfermedades, en los hechos fracasan casi sistemáticamente. Y mientras los padres se satisfacen de haberle arrancado un alma al diablo, los indígenas comienzan a tener miedo de estos chamanes-brujos que, vestidos de negro, se contentan con dar muerte. Es así que los indígenas comienzan progresivamente a rechazar este letal bautizo. Todas las fuentes del siglo XVII señalan que los indígenas temen los ritos huinca (confesión, bautizo, últimos sacramentos) porque traen consigo a la muerte (2009, p. 365).

 

Como hemos visto, en el siglo XVIII no se observa ese temor. Por ejemplo, uno de los años que presentan mayor número de muertes, 1780, se incrementan también los bautizos, como si ocurriera el efecto contrario; luego, se mantienen en una cifra promedio, salvo los años 1783 y 1784, que ya hemos observado.

Para analizar la tendencia de las inscripciones, los demógrafos recomiendan observar las frecuencias a partir de promedios decenales de cada registro, aunque advierten que los matrimonios están más expuestos a las fluctuaciones aleatorias debido a las influencias del tiempo y las epidemias (Henry, 1983, p. 74). De esta manera, la curva de la figura 5 muestra los promedios decenales en los tres registros.

 

Figura 5: Promedios decenales. Bautizos, defunciones y casamientos (1771-1830). Fuente: Elaboración propia. OFMCAP, Libro de bautizos, misión de Valdivia (1769-1834); Libro de casamientos, misión de Valdivia (1771-1836); Libro de entierros, misión de Valdivia (1771-1838).

 

En esta gráfica se observa un aumento de bautizos y matrimonios en el período 1791-1800, pero posteriormente una disminución en el decenio 1801-1810. Luego, entre 1811 y 1830, los matrimonios se mantienen constantes, las defunciones aumentan levemente en 1811-1820, para luego disminuir abruptamente. Los bautizos se reducen de manera suave entre 1811 y 1820 y a continuación aumentan notoriamente. Pese a esta fluctuación, se puede afirmar que entre los registros de 1771 y 1830 hay una tendencia a la baja en los tres casos. Ahora, esta propensión a la disminución, no significa necesariamente que la población estuviese disminuyendo. Por el contrario, como hemos observado, la población registrada en los Estados Generales aumentó entre 1790 y 1834 (Tabla 2). Se debe notar cierta similitud en el comportamiento de ambos tipos de registros, en cuanto al aumento en los últimos años del siglo XVIII. Aun así, la discrepancia nos habla más de las cualidades de los documentos, que del comportamiento de la población.

Ahora bien, el aumento de bautizos y casamientos entre 1791 y 1800, coincide, como mencionamos al inicio de este trabajo, con un momento de intensificación tanto de la acción misional como colonizadora en la zona (Guarda, 1973; Vergara, 2005), lo que efectivamente se puede traducir en un aumento de los sacramentos. Esta intensificación en la acción misional también puede explicar la disminución en las inscripciones posteriores a 1800. Si volvemos a la tabla 2, la población registrada en las otras misiones aumentó significativamente en la misma época. En 1803, se incrementan los registros en Mariquina, Arique, Quinchilca y Daglipulli, Cudico y se incluyen los primeros recuentos de Quilacahuín y Coyunco. Luego, en 1807, acrecienta notoriamente la población en Río Bueno y Coyunco y se integra el registro de la misión de la San Juan de la Costa. Hacia 1834, se observa un alza en Daglipulli, mientras que las otras misiones se mantienen de forma similar a los años previos. Posteriormente, las inscripciones de estas misiones cercanas a Valdivia disminuyen hacia 1834 (Mariquina, Arique, Niebla, Nanihue, Quinchilca), lo que no ocurre en las misiones de Osorno, que eran más recientes.

También el origen de los bautizados en la misión de Valdivia es coherente con esta situación (34% de los casos). Apenas el 5% de los registrados provienen de la plaza-presidio de Valdivia, mientras que se indica una gran variedad de asentamientos de origen: Los Llanos (8,8%), Arique (2,2%), Niebla (2%), Toltén (1,6%), Calle Calle (1,5%), Cabo Blanco (1,5), Río Bueno (1,5%), Imperial (1,4%), Isla del Rey (1,2%), Cudico (1,2%), Las Animas (1,1%), Daglipulli (1%). En el registro de casamientos (58% de los contrayentes) el 9,3% proviene de Los Llanos, 3,7 % de Toltén, 3,2% reside en Valdivia, 3% en Calle Calle e Imperial, 2,3% en Niebla, 1,8% en Puacho, 1,5% en Río Bueno, 1,2% en Cudico, 1% en Boroa, Daglipulli, Doguell, Quinchilca, Las Ánimas, la Isla y Arique. El resto de las localidades no alcanza al 1%.

Estos antecedentes permiten fundamentar nuestra propuesta respecto a que estos documentos reflejan más el estado de las relaciones entre la plaza-presidio, misioneros y comunidades indígenas que las dimensiones de la población; por ello representan una estadística del proceso de cristianización de la población mapuche que circundaba la zona de Valdivia, y bueno, con el tiempo, ese será el nombre que se lo otorgará al recuento de inscripciones de sacramentos[14].

 

Movimiento estacional

La demografía ha propuesto que en el transcurso de un año el número de acontecimientos varía bajo la influencia del clima, labores agrícolas o de otros sucesos sociales que afectan al registro (Henry, op cit., p. 75). A esta variación se le conoce con el nombre movimientos estacionales, y se recomienda iniciar la observación en ciclos cortos de 10 o 20 años para identificar si difieren significativamente en alguna época. Analizaremos la frecuencia de los tres libros en cada mes en 10 años (decenios), para poder determinar similitudes y diferencias entre ellos.

En el período de 1771 a 1780 se celebraron 340 bautizos, efectuados de preferencia en enero (12%), diciembre (11%) y octubre (10%).  Entre 1781 y 1790 se inscribieron 320 ceremonias, mayormente en los meses de agosto y octubre (13% en ambos), mayo y septiembre (10% en ambos). En el lapso 1791-1800 se bautizaron 486 personas, principalmente en diciembre (15%), septiembre (11%) y octubre (10%). Entre 1801 y 1810 la cantidad de bautizos fue menor, llegando a 262 ceremonias, que se realizaron preponderantemente en septiembre (16%), mayo y octubre (12% en ambos casos). Entre 1811 y 1820, se bautizó a 241 personas, especialmente durante octubre (13%), julio, agosto y noviembre (11%). Finalmente, entre 1821 y 1830, se efectuaron 283 bautizos, con preferencia en noviembre (14%), septiembre (13%), octubre (11%) y agosto (10%). Así, el único mes que se repite en todos los períodos, es octubre, siendo septiembre el segundo mes favorito para el bautizo.

 

Figura 6: Movimiento estacional (meses del año) de bautizos por decenios (1771 a 1830). Fuente: Elaboración propia. OFMCAP, Libro 1 de bautizos, misión de Valdivia (1769-1834).

 

En los registros de casamientos la variación es menor en cuanto a los meses del año en que se efectuó el sacramento, aunque se observan mayores diferencias en los decenios que corresponden a un mismo mes (ver Fig. 7). A nuestro juicio esto demuestra que no existe una preferencia establecida para realizar los matrimonios en meses determinados. En el período de 1771 a 1780 se celebraron 127 matrimonios, que se realizaron mayormente en noviembre (14%), octubre (12%) y junio (11%). Entre 1781 y 1790, se efectuaron 88 uniones, sobre todo en los meses de febrero (14%), octubre (13%) y noviembre (11%). Entre 1791 y 1800 se casaron 125 parejas, principalmente en julio (15%), febrero, agosto y septiembre (10% en cada mes). En el lapso 1801-1810, la cantidad de casamientos también fue menor (al igual que la de bautizos), llegando a 55 ceremonias, que se realizaron preponderantemente en agosto (20%), luego en diciembre (16%) y enero (19%). Entre 1811 y 1820 se registraron 49 matrimonios, especialmente durante enero (18%), febrero (12%) y abril, octubre y noviembre (10% cada uno). Finalmente, entre 1821 y 1830, se efectuaron 48 uniones, con predilección en junio (17%), mayo, septiembre (15% cada uno) y enero (13%). Así, en los matrimonios no hay un mes que se repita con mayor frecuencia en todos los períodos, siendo los meses que se repiten solo en tres ocasiones: febrero, octubre y noviembre.

 

Figura 7: Movimiento estacional de matrimonios por decenios (1771 a 1830). Fuente: Elaboración propia. OFMCAP, Libro de casamientos, misión de Valdivia (1771-1836).

 

Si en los registros influyen factores climáticos estos se hacen más evidentes en las inscripciones de defunción, pues, en sociedades de antiguo régimen acontecen a partir de su influencia (Henry, op cit.) y no de una decisión del feligrés, como ocurre con el bautizo y el matrimonio. Es por ello que los registros de mortandad deberían mostrar de mejor manera cierta estacionalidad.

Efectivamente en el caso de los registros de entierros de la misión de Valdivia las variaciones estacionales son mucho más notorias (ver Fig. 8). En el período de 1771 a 1780 fallecieron 217 personas, donde los mayores porcentajes se observan en abril (18%), mayo, julio (13% en cada mes) y junio (11%). Entre 1781 y 1790 murieron 194 sujetos, preferentemente en junio, octubre (13% en cada mes), mayo y agosto (11%). En el lapso de 1791-1800 fueron registradas 188 defunciones, con preferencia en julio (13%), junio (12%), marzo y octubre (10%). Entre 1801 y 1810, aumentó la cantidad de registros de defunción (recordemos que en este período disminuye el número de bautizos y matrimonios) llegando a 208 muertes, que se observan principalmente en agosto, septiembre (13%) y julio (12%). Entre 1811 y 1820 la cifra de muertes se mantiene semejante al período anterior, con 209 inscripciones, mayoritariamente en septiembre (19%), julio y octubre (11%), julio y agosto (10%). Últimamente, entre 1821 y 1830, la cifra de defunciones disminuye a 124 personas, registradas mayoritariamente en junio (17%), julio, septiembre (13%) y noviembre (10%).

 

Figura 8: Movimiento estacional de defunciones por decenios (1771 a 1830). Fuente: Elaboración propia. OFMCAP, Libro de entierros, misión de Valdivia (1771-1838).

 

El índice de Henry considera la cifra proporcional 100 como reflejo de un movimiento estacional llano (12 meses de 100 suman 1200). Es por esto que permite medir el carácter particular de cada mes, en su relación al índice ideal 100. En la tabla 4 se muestra este cálculo sobre las cifras absolutas de bautizos, matrimonios y defunciones, presentando bastante coincidencia con el análisis decenal (ver Figs. 6, 7 y 8).

 

Tabla 4: Índice de Henry. Bautizos, matrimonios y defunciones de la misión de Valdivia (1769-1838). Fuente: Elaboración propia. OFMCAP, Libro 1 de bautizos, misión de Valdivia (1769-1834). Libro 1 de casamientos, misión de Valdivia (1771-1836). Libro 1 de entierros, misión de Valdivia (1771-1838).

 

En los bautizos se observan dígitos más altos en los meses de septiembre y octubre, y en general durante los últimos meses del año, períodos conocidos como Pewü y Wallung de los ciclos estacionales mapuche; siendo Pewü la época del florecimiento y de los brotes en la naturaleza y Wallung la estación de cosechas y recolección de los primeros frutos (Marileo, 2000; Godoy, 2008). En cuanto a los casamientos, destaca el índice de noviembre, mientras que los otros meses mantienen una regularidad más homogénea, con un leve aumento en marzo, abril, agosto y diciembre. Se puede proponer, por lo tanto, que este registro no refleja los movimientos estacionales de la población, o bien, que la celebración de matrimonios cristianos se realizaba indistintamente en cualquier época del año; y bien, seguramente los frailes aprovechaban de manera inmediata el momento en que alguno de los feligreses manifestaba su intención de casarse. En las defunciones esta medición muestra que las muertes aumentaban en el período de clima frío y de mayores precipitaciones, esto es desde mayo hasta octubre, siendo los meses junio, julio y septiembre, los más críticos.

Ahora bien, se recomienda observar la estacionalidad de defunciones según grupos de edad; sin embargo, los Libros de la Misión de Valdivia no siguen un patrón único en este aspecto y, en muchos casos, solo distinguen a los párvulos de los adultos. Así, diferenciamos a los menores de 15 años (50,5 %), incluyendo a todos los párvulos, de otro grupo identificado como mayores de 15 años (40,5 %, donde un 9% se encontraba sin datos). Se observa que la estacionalidad de los decesos de menores de 15 años es la que predomina en las frecuencias que incluyen el registro completo, y que la estacionalidad de la mortalidad de los adultos presenta menores variaciones.

Como sociedad que integra sedentarismo y movilidad en forma dinámica, los mapuche muestran movimientos estacionales sobre todo en épocas de invernadas/veranadas, épocas de cosechas, de siembra y de descanso de la tierra (Marileo, op cit.; Godoy, op cit.); quizás existieron épocas más propicias para realizar otras actividades que cambian con el transcurso del calendario. La comparación de la estacionalidad de los tres tipos de libros sacramentales, permite observar cierta congruencia entre ellos, pues evidentemente, las defunciones fueron los acontecimientos que estuvieron más afectados por los ciclos estacionales; en segundo lugar, los bautizos, que fueron realizados en épocas más propicias, coincidiendo con el ciclo de renacimiento de la naturaleza. En cambio, los casamientos muestran una distribución menos afectada por la estacionalidad, lo que debe responder más a la urgencia de los frailes de llevar a cabo esta ceremonia. Otra congruencia que se observa entre las inscripciones, es el aumento de ellos en dos etapas. Matrimonios y defunciones son más frecuentes entre 1771 y 1780. Por otra parte, bautizos y matrimonios aumentan en el lapso de 1791 a 1800, justo el período en que se observa un incremento de población en los Estados Generales.

 

Discusión final

A partir de lo analizado constatamos, entre los Estados Generales y los registros sacramentales datos contradictorios acerca de la magnitud de la población mapuche-huilliche que habitaba la zona de Valdivia en el período que abarca este estudio. Si los primeros son certeros, dicha población habría aumentado en la segunda mitad del siglo XVIII, en coherencia con el incremento en América Latina. Pero, mientras estos muestran una amplificación, los registros de la misión de Valdivia presentan una tendencia a la disminución. Ello parece responder a la apertura de otras misiones en diferentes localidades mapuche-huilliche cercanas, que estaban bajo la jurisdicción de Valdivia, por lo que las inscripciones comenzarían a realizarse de modo independiente en los libros de las misiones locales (Mariquina, Arique, Niebla, Nanihue, Quinchilca, Río Bueno, Daglipulli, Cudico, Quilacahuín, Cuyunco). Las cifras de estas localidades en los Estados Generales efectivamente muestran una ampliación hasta las primeras décadas del siglo XIX. En ese sentido, dichos recuentos parecen reflejar de mejor manera la dinámica de la población mapuche-huilliche, mientras que las inscripciones de sacramentos de la misión franciscana de Valdivia pueden ser considerados solo una muestra desde el punto de vista estadístico, sobre todo porque es evidente que la población registrada corresponde a un segmento determinado. Esta podría reconocerse como la principal característica de los Libros de la Misión de Valdivia.

Es posible proponer que los libros de sacramentos que hemos analizado documentan a la población mapuche-huilliche que circundaba, habitaba o visitaba la plaza-presidio de manera esporádica. De hecho, algunas de las mujeres y unos cuantos hombres registrados parecen haberse establecido entre la población colonial, ya sea como sirvientes o jornaleros. Otra parte, corresponden a personas que fueron trasladadas desde sus comunidades hasta la misión con la finalidad de ser adoctrinados, para luego volver a sus respectivos territorios, pues se identifican personas provenientes de una gran diversidad de localidades, algunas de ellas distantes a más de 50 km. Este aspecto de los registros es coherente con el método misional que practicaron los franciscanos (Guarda, 2000; Urbina, 2009; Poblete, 2017).

Ahora bien, pese a que estos libros contienen nóminas que solo abarcan una parte de la población mapuche-huilliche, es muy probable que podamos reconocer en ellos a grupos familiares y linajes, sobre todo a aquellos que establecieron alianzas con los españoles, tanto los que residían al interior de la plaza-presidio como los que solo la frecuentaban. Un documento titulado Cuentas generales de la Mariquina y Valdivia, fechado en 1771[15], cuando la misión franciscana recién comenzaba, nos da luces sobre algunos aspectos de las relaciones que se establecieron entre misioneros y mapuche, que darían origen a estos libros. En él se reconoce a algunos indígenas que sirven en la misión y a otros que los visitaban, sobre todo para solicitar víveres, como si la misión fuese una Botica General, término que nos remite tanto a los remedios que adquirieron en ella como a su dimensión de almacén, debido a la gran variedad de productos que podían obtener en sus visitas.

Estos antecedentes nos permiten discutir en gran parte las propuestas de Boccara respecto del poder civilizatorio de las misiones franciscanas (2009), coincidiendo con Almonacid (op cit.). Tanto los registros de bautizos, casamientos y entierros, como la descripción que nos entrega el documento mencionado, sobre el funcionamiento de la misión, proponen que el poder ejercido por el sistema misional, más que coercitivo, representa una presencia que se incorpora paulatinamente a los circuitos de abastecimiento y reciprocidad de las poblaciones indígenas, combinando complejas relaciones de convivencia e interacción, y no tanto la imposición de mecanismos de aculturación. De la misma manera, nos parece discutible aquella afirmación que hace el autor cuando propone que “La evangelización es una empresa de vigilancia que permite, supone e implica el ejercicio de un poder de censo, registro y contabilidad” (Boccara, op cit., p. 291). Foerster destaca el tamaño considerable de la población huilliche, que entre 1820-1830 alcanzaría una cifra cercana a los 40.000 indígenas (1996b, pp. 248-249) magnitud que en ningún caso se encuentra representada en los libros misionales, que muestran un promedio que fluctúa entre 20 y 40 bautizos por decenio. De acuerdo con los antecedentes históricos y arqueológicos, en 1763 la plaza de Valdivia involucraba una modesta fortificación que no superaba las 3 hectáreas (Urbina y Chamorro, 2016, p. 512). Fuera de las murallas del cuartel, de 3 a 4 metros de alto (Guarda, 2000, p. 300) el vecindario -casas, huertas y manzanas-, creció gradual e irregularmente desde el inicio de la repoblación, situación que, casi un siglo después, vinieron a normar las Ordenanzas de 1741 y el Reglamento de 1753, donde se autorizaba a los gobernadores otorgar repartimientos dentro y fuera del recinto de la plaza y fomentar el trabajo productivo en estas tierras (Guarda, 1978, pp. 76-79; Chamorro y Urbina, 2018, p. 13; Adán, et al., 2020, Adán, et al. 2021).  

Por lo tanto, pensamos que los materiales analizados son útiles para realizar una estadística del proceso de cristianización mapuche en la misión de la plaza de Valdivia, pero no son un referente para identificar el tamaño de la población mapuche que la circundaba. Aun así, estos documentos son fundamentales para acercarnos a las relaciones interculturales establecidas en torno a las misiones (Foerster y Vergara, 1996), que incluyen tanto a indígenas, misioneros, vecinos y funcionarios coloniales. En cuanto a esto, algunos autores han aludido a esta perspectiva; sin embargo, generalmente se enfatiza el proceso transcultural indígena. Por ejemplo, Poblete menciona que:

 

Los Estudios Clásicos sobre el avance misional han descrito a las misiones como agencias pioneras del Estado en las fronteras de hispanoamérica, que facilitaban la expansión hacia territorios de indígenas infieles, a quienes se proyectaba convertir a la fe católica y civilizar. Criticando esta perspectiva, la Nueva Historia Misional se ha centrado en las formas en las que la cultura, economía y, organización política de las sociedades nativas fueron afectadas por la acción misional, explorando estos procesos en áreas misionales del norte y sur de América (2017, p. 11-12).

 

Coherente con esta última perspectiva la autora sostiene: “…los proyectos de las sociedades indígenas fueron organizados a partir de su propia cultura, otorgando significado a los objetos desde sus propios valores, creencias y anhelos, incorporando (o rechazando) selectivamente otros valores, rituales y, en general, nuevas formas de vivir” (ibid., p. 14). Sin embargo, esta visión no contempla la doble articulación del proceso intercultural, pues los únicos afectados parecen ser los indígenas. En este sentido nuestra propuesta se acerca más a una perspectiva dialógica de la interculturalidad[16], donde el proceso relacional involucra a todos los actores (Adán, et al., 2020).

Y aunque estos registros no entregan muchas posibilidades en cuanto al análisis demográfico, sobre todo porque en su gran mayoría no indican las edades de los registrados, son bastante útiles en la observación de fenómenos relacionados con el accionar misional, tal como la estacionalidad de las inscripciones, las localidades desde donde provienen los feligreses, ciertos fenómenos y acontecimientos que afectan las cifras, las redes sociales que establecen con la sociedad colonial que circunda la misión, y creemos que será posible identificar algunas familias, tanto indígenas como españolas, interactuando entre ellas a partir de los sacramentos.

De esta manera podemos observar que la historiografía ha consensuado el mayor número de registros de población cristiana para apoyar la interpretación del éxito de la colonización en Valdivia, en comparación a Arauco (Zavala, op cit.; Poblete, 2017), donde se deberían considerar las particularidades de la frontera de arriba (Urbina, 2009). En este sentido, el discurso de la alta conversión de indios al cristianismo se debería a que, en Valdivia, como zona que establece alianzas con el mundo español, el ser cristiano (aunque fuera mera formalidad) era la condición de dicho pacto, es decir, “la misión es el signo de una alianza” (Boccara, op cit., 381) y probablemente la cercanía de los misioneros con algunos caciques, propició este mayor número de población mapuche cristianizada. Pensamos que esta perspectiva es lo que diferencia las interpretaciones que consideraron cristianos a los mapuche-huilliches de Valdivia (Zavala, op cit., pp. 204-205) de los que consideraron que el accionar de los franciscanos en todo el territorio mapuche había fracasado (Casanova, 1988, pp. 215-218 y 241-243).

Lejos de eso, este tipo de documentación con información seriada no hace más que ratificar lo complejo de las relaciones sociales en el marco de las misiones y la evangelización, desmantelando mitos construidos en torno al control que ejercían determinadas órdenes religiosas, acercándonos más a las agencias indígenas y a las dinámicas socioculturales fronterizas que se desarrollaron en torno a las misiones que incluyen aceptación, consensos, pero también apropiaciones, adaptaciones, resistencias y desavenencias. Este enfoque permite explicar de mejor manera el hecho que en épocas actuales se observe “una religiosidad que mantiene una continuidad y una discontinuidad con el pasado” (Foerster, 1985b, p. 129). Lo interesante y fundamental para nosotros es destacar que investigaciones de tipo demográfica, aportan a la mejor comprensión de tan complejos procesos de relaciones interculturales, más allá de los estereotipos que suelen perpetuar los discursos.

Las cifras que muestran los Estados Generales, más que demostrar el éxito de las misiones, reflejan su avance, en términos de expansión, que supone el aumento de registros de población bautizada y también la mejor identificación del número de población no cristianizada hasta 1803. Además, nos demuestra que, tras las instalaciones misionales nuevas, el trabajo pastoral logró efectuarse, pero ello no supone un éxito masivo, pues los caciques utilizaron tácticamente estos ritos para atraer recursos económicos y apoyo político, incidiendo en la creación o fortalecimiento de redes y alianzas.

Ahora, los registros misionales nos permiten observar a las personas que acudieron a alguno de los tres sacramentos y en este sentido, uno de los aspectos posible de analizar es la estacionalidad. Así, los datos reflejan que la celebración de matrimonios cristianos se realizaba indistintamente en cualquier época del año, los bautizos se realizaban principalmente en épocas más propicias, sobre todo en octubre y septiembre; en cambio, las defunciones, como era de esperarse, aumentan durante el invierno. En este sentido, se puede proponer que el registro sí es coherente tanto con situaciones estacionales (en el caso de bautizos y defunciones), como con el método de evangelización (en el caso de los matrimonios). La mayor frecuencia de registros en la época de un mayor avance misional (1790 a 1800), muestra también la correspondencia de las inscripciones con acontecimientos históricos.

Finalmente, queremos enfatizar la necesidad de valorar y preservar este tipo de documentación, como única memoria de la vida de una buena cantidad de personas, y esto aún más si provienen de población indígena habitante en espacios rurales. A diferencia de los Libros de la Misión de Valdivia, otros registros y materiales que surgieron producto de la relación entre misioneros y mapuche se han perdido en incendios o estropeado debido a las malas condiciones de conservación. En este sentido, la puesta en valor, preservación y conservación de las inscripciones correspondiente a las misiones de la jurisdicción de Valdivia, imprescindible tanto para el patrimonio misional como para la historia de las comunidades mapuche-huilliche, ha sido nuestro principal propósito como investigadores.

 

AGRADECIMIENTOS

Esta investigación forma parte del Proyecto Fondecyt 1171735: “Transformaciones e interacción en la Plaza presidio de Valdivia durante el siglo XVIII: Asentamientos, redes y circulación de materialidades”. Agradecemos a los hermanos capuchinos que resguardan el Archivo Provincial de San Francisco de Asís de los Hermanos Menores Capuchinos que nos permitieron fotografiar los libros de las Misión de Valdivia, al Hermano Saúl Zamorano y a la Señorita Muriel Torres del Archivo Histórico Franciscano de Santiago. A Ignacio Helmke, Andrea Calfiman, Carlos Leal, Diego Radic, Esteban González, Francisca González, Tania Zúñiga.

 

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NOTAS



[1] Para una evaluación de las inscripciones parroquiales como fuentes para la Etnohistoria, ver Inostroza (2019a).

[2] Entre las investigaciones que han utilizado registros de población colonial del actual territorio de Chile incluyendo población indígena, destacamos: Araya (2019); Pinto (1980); Hernández, García-Moro y Esparza (2013); Inostroza (2014, 2018 y 2019a); Valenzuela (2014 y 2018); Hidalgo e Inostroza (2019); Colivoro y Álamos (2012).

[3] En la documentación de las misiones se titula Estado General o Estado Abreviado a los recuentos generales de la población de las misiones que solo tienen información numérica. No incluyen listas nominativas.

[4] En el Estado General de las misiones del Colegio de Propaganda Fide de San Ildefonso de Chillán de 1807 se advierte que se considera cristianos a “solteros y matrimoniados de ambos sexos y todas las edades y se advierte que casi todos están sin confirmarse, aunque tienen la debida instrucción”. En cuanto a los Gentiles se expresa: “…no se puede averiguar a punto fijo este número por los grandes inconvenientes que podrían resultar a la Religión y al Estado a causa de la natural desconfianza y genio caviloso de estos naturales fáciles a persuadirse que semejantes averiguaciones se dirigen a sujetarlos y esclavizarlos; por lo que se hace forzoso que los misioneros crean a sus oficiales” (Poblete, 2017, p. 125).

[5] Sobre evangelización en el mundo mapuche en actual territorio de Chile se ha escrito mucho, desde diversas perspectivas: Casanova (1988); Casanueva (1982); Foerster (1996a); Foerster, Menard y Milos (2006); Menard y Foerster (2007); Moreno (2017); Perucci (2018); Pinto (1988, 2015); Quidel Lincoleo (2013); Valenzuela (2011); Urbina (2009); Vega y Goicovic (2020), entre otros. Sobre las misiones capuchinas en esta zona ver: Uribe (1988); Pinto (2015), Alvarado, Helmke e Inostroza (2019). 

[6] Zavala menciona: “Por consiguiente, se puede señalar que el trabajo misionero de los jesuitas y de los franciscanos entre los mapuches de la Araucanía y de la región andina limítrofe tuvo resultados bastante mediocres. Esto contrasta, sin embargo, con los buenos resultados obtenidos en el último cuarto del siglo XVIII por los franciscanos en el nuevo frente de evangelización abierto al sur de Valdivia, como lo muestran las cifras de los estados de misiones franciscanas de este período” (2011, pp. 204-205). Este y otros aspectos fueron presentados en las V Jornadas de Etnohistoria, Historia Indígena y Antropología Histórica (Universidad de Chile, agosto de 2019).

[7] Vergara analizó la población mapuche en Valdivia de acuerdo a censos en un período que va de 1789 a 1851, donde pone en duda la disminución de la población indígena basándose en las discrepancias de los registros del siglo XVIII (Vergara, 2005, pp. 139-157).

[8] Archivo Nacional. (1953). Censo de 1813. Levantado por Don Juan Egaña de orden de la Junta de Gobierno formada por los señores Pérez, Santiago: Imprenta Chile, p. 370.

[9] Sobre este aspecto ver: Inostroza (2013); Otros aspectos del matrimonio cristiano en poblaciones indígenas en Loncomil (1990); Imolesi (2005).

[10] Sobre el bautizo en poblaciones mapuche ver: Foerster (1985, 1996a); Boccara (2009). Sobre el bautizo cristiano en poblaciones indígenas ver Inostroza (2019b).

[11] Sobre este aspecto, en su tensión con el cristianismo ver Larach (2019). Sobre el rito funerario mapuche en la Región de Los Ríos, ver Rojas (2016).

[12] En localidades de Chile central Cavieres observó una epidemia que se desarrolló entre 1779-1780 caracterizada por fiebre, vómitos y diarrea (1990). Caffarena por su parte identificó viruela en épocas cercanas: Santiago (1779) y Concepción (1783) (2016, p. 42).

[13] Guarda diferencia ambas pestes: “…la de tabardillo, de 1779, afecta con mayor fuerza a los indígenas de la ciudad; en 1780 estalla el mal del valle, en que se abren unas como granadas…” (2016, p. 90). Esta última descripción hace probable que la peste de 1780 fuera viruela. En tanto tabardillo se refiere a tifus (Canales, 2017).

[14] En la narrativa tanto franciscana como capuchina hemos podido recopilar algunos de estos recuentos de la acción misional relacionada con sacramentos, que se titulan Estadística de las misiones. Véase, por ejemplo: Archivo Provincia de San Francisco de Asís de los Hermanos Menores Capuchinos. (1889). Statistica Generalis Missionum Ordini FF. Min. Capucc. Creditarum, Juxta Acta Anni 1888-89. Analecta. Ordinis Minorum Capuccinorum, vol. V (1889), pp. 258-259.

[15] Archivo Histórico Franciscano, Santiago de Chile (1771). Quentas generales de Mariquina y Valdivia. Carpeta Valdivia 1. 

[16] Esta perspectiva se basa en la interculturalidad crítica (Estermann, 2014), que enfatiza lo dialógico (Bakhtin, 1984) del proceso intercultural.

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