PROCESOS CREATIVOS EN PANDEMIA. UNA INVESTIGACION CON ESTUDIANTES DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE RÍO CUARTO

Artículos

PROCESOS CREATIVOS EN PANDEMIA. UNA INVESTIGACION CON ESTUDIANTES DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE RÍO CUARTO

CREATIVE PROCESSES IN PANDEMIC. A RESEARCH WITH STUDENTS FROM THE NATIONAL UNIVERSITY OF RÍO CUARTO

Ana Cecilia Vargas
Universidad Nacional de Río Cuarto ISTE CONICET República Argentina, Argentina
Romina Cecilia Elisondo
Universidad Nacional de Río Cuarto ISTE CONICET República Argentina, Argentina
María Fernanda Melgar
Universidad Nacional de Río Cuarto ISTE CONICET República Argentina, Argentina

Contextos de Educación

Universidad Nacional de Río Cuarto, Argentina

ISSN-e: 2314-3932

Periodicidad: Semestral

vol. 1, núm. 34, 2023

contextos@hum.unrc.edu.ar

Recepción: 17 Noviembre 2022

Aprobación: 27 Abril 2023



Resumen: El objetivo del artículo es analizar procesos creativos cotidianos y académicos desplegados por grupo de estudiantes de la Universidad Nacional de Río Cuarto (Argentina) durante el aislamiento social por COVID-19. Desarrollamos un estudio cualitativo en el que participaron 44 estudiantes de las carreras Licenciatura en Psicopedagogía y Profesorado y/o Licenciatura en Educación Especial. Utilizamos cuatro instrumentos de recolección de datos: cuestionarios con preguntas abiertas, registros de eventos cotidianos, entrevistas y grupos focales. El análisis se realizó mediante codificaciones y comparaciones constantes. Construimos dos categorías generales: creatividad en la vida cotidiana y creatividad para aprender en confinamiento. La primera categoría incluye las siguientes subcategorías: actividades creativas, emociones variadas y espacio e interacciones. La segunda se compone de cinco subcategorías: reconfiguraciones educativas; nuevo tiempos y espacios; el papel del profesorado; procesos de autorregulación y aprendizajes construidos. Entre los resultados más importantes observamos que los participantes han desarrollado procesos creativos en diferentes actividades de la vida cotidiana, esto se vincula con emociones positivas y sensaciones de bienestar. Los datos revelan procesos creativos en la resolución de algunas tareas académicas. Surgen algunas dificultades en el cursado virtual, la territorialidad y el tiempo toman otra dimensión y el papel de los docentes es central en el sostenimiento de los procesos educativos. Las voces de los estudiantes nos interpelan a reflexionar sobre nuevas presencialidades, territorialidades y normalidades…

Palabras clave: creatividad, estudiantes universitarios, emociones, aprendizaje.

Abstract: The objective of the article is to analyze daily and academic creative processes deployed by a group of students from the National University of Río Cuarto (Argentina) during social isolation due to COVID-19. We developed a qualitative study in which 44 students of Psychopedagogy and Special Education participated. We used four data collection instruments: questionnaires with open questions, records of daily events, interviews, and focus groups. The analysis was carried out using coding and constant comparisons. We construct two general categories: creativity in everyday life and creativity to learn in confinement. The first category includes the following subcategories: creative activities, varied emotions, and space and interactions. The second is made up of five subcategories: educational reconfigurations; new times and spaces; the role of teachers; self-regulation processes and built learning. Among the most important results, we observe that the participants have developed creative processes in different activities of daily life; this is linked to positive emotions and feelings of well-being. The data reveal creative processes in solving some academic tasks. Some difficulties arise in the virtual course, territoriality and time take another dimension and the role of teachers is central in sustaining educational processes. The voices of the students challenge us to reflect on new presences, territorialities and normalities...

Keywords: creativity, University students, emotions, earning, learning.

Introducción

La pandemia por COVID-19 ha generado profundas trasformaciones en la vida de las personas. La vida cotidiana, las actividades educativas, laborales y sociales han cambiado sustantivamente, impactando en muchos casos negativamente en la salud y el bienestar de los individuos. Numerosos estudios indican problemas psicológicos asociados al aumento del estrés, la ansiedad, los síntomas depresivos, el insomnio, la negación, la ira y el miedo al COVID-19 (Brooks, Webster, Smith, Woodland, Wessely, Greenberg y Rubin, 2020; Caballero-Domínguez y Campo-Arias, 2020; Johnson, Saletti-Cuesta, Tumas, 2020; Shigemura, Ursano, Morganstein, Kurosawa, y Benedek, 2020; Stankovska, Memedi y Dimitrovski, 2020; Torales, O’Higgins, Castaldelli-Maia y Ventriglio, 2020).

Durante 2020, en Argentina, se han tomado medidas de aislamiento y distanciamiento social considerando las particularidades de cada región del país. La suspensión de clases presenciales en las instituciones educativas del país ha sido una medida tomada el 15 de marzo de 2020 por el gobierno nacional. En el caso del alumnado universitario, las investigaciones dan cuenta de notorias brechas digitales, aumento de emociones académicas negativas, problemas de comunicación y dificultades en la autorregulación de los aprendizajes, a partir de la suspensión de la presencialidad (Barroso, Ardini y Corzo, 2020; Bonomi e Isla, 2020; Delbon, Delbon y Grillo, 2020; Expósito y Marsollier, 2020; Macchiarola, Pizzolitto, Solivellas y Muñoz, 2020; Maldonado Gómez, Miró, Stratta, Barreda Mendoza y Zingaretti, 2020; Pérez, Vázquez y Cambero,2021; Roig, Urrea y Merma, 2021; UNESCO, 2020)

En este contexto de cambios en la vida cotidiana y suspensión de las actividades educativas presenciales, nos interesa analizar, desde la perspectiva de un grupo de estudiantes de la Universidad Nacional de Río Cuarto (Argentina), procesos creativos desarrollados en el periodo de aislamiento social por la pandemia de COVID-19 (marzo-julio de 2020). El objetivo es comprender procesos de despliegue de la creatividad en actividades cotidianas y en situaciones académicas. Asimismo, consideramos relevante analizar emociones y motivaciones vinculadas a los procesos creativos en tiempos de pandemia.

Según Karwowski, Zielińska, Jankowska, Strutyńska, Omelańczuk y Lebuda (2021), es poco conocido el impacto de la pandemia en procesos creativos cotidianos. En este sentido, nos proponemos producir conocimientos referidos a procesos creativos desarrollados por un grupo de estudiantes en tiempos de pandemia. Desarrollamos un estudio cualitativo que integra variadas estrategias de recolección de datos que se despliegan en diferentes momentos del estudio. El propósito del estudio es construir conocimientos que contribuyan en el diseño y la ejecución de proyectos y programas sanitarios y educativos. Asimismo, consideramos importante reconocer las potencialidades de la creatividad como factor resiliente ante situaciones adversas. En esta línea, Chen y Bonanno (2020) se refieren a la relevancia de la flexibilidad durante la pandemia, en tanto proceso que permite prestar atención a las demandas cambiantes de la situación, decidir sobre las estrategias más adecuadas y autorregular los aprendizajes.

¿Creatividad en pandemia?

Recuperando los planteos de Glaveanu, Hanchett Hanson, Baer, Barbot, Clapp, Corazza y Montuori (2019), definimos a la creatividad como un constructo complejo y dinámico que adquiere características particulares según diversos momentos y contextos. Según los autores, la novedad, la originalidad, el valor y la pertinencia son indicadores de la creatividad que difieren según las culturas. Los especialistas plantean que la creatividad es un fenómeno psicológico, social y material, una acción culturalmente mediada que siempre es relacional y situada, por lo que se la considera indispensable para el desarrollo individual, la salud de las personas y la evolución de las sociedades. Asimismo, para definir el objeto de estudio de la presente investigación resulta pertinente presentar el modelo de las cuatro creatividades propuesto por Kaufman y Beghetto (2009). Este modelo está compuesto por la creatividad con mayúscula, la creatividad con minúscula o creatividad cotidiana, la mini-creatividad y la pro-creatividad. La mini-creatividad involucra interpretaciones nuevas y personales de experiencias, acciones y eventos; a su vez es inherente a todos los aprendizajes. La procreatividad es un tipo de creatividad que implica cierto nivel de conocimiento y experiencia en algún área determinada. Las personas procreativas son aquellas que disponen de una vasta formación y experiencia en un dominio específico, pero aún no han llegado a ser creativos con mayúsculas, sin embargo, tienen importantes chances de serlo. La creatividad con mayúscula está vinculada a los procesos creativos que son reconocidos por la sociedad a partir de las contribuciones revolucionarias a campos específicos de conocimiento. La creatividad con minúscula o creatividad cotidiana se relaciona a la creatividad puesta en marcha en la resolución de situaciones de la vida diaria.

Considerando los planteos de Richards (2010), entendemos a la creatividad cotidiana como acciones originales de las personas en entornos laborales, domésticos y de tiempo libre; supone la resolución de problemas de manera divergente, la búsqueda de alternativas y la generación de productos novedosos. Los procesos creativos cotidianos no se limitan a las artes y las manualidades, sino que pueden desplegarse en diferentes ámbitos como, por ejemplo, la cocina, los deportes, los vínculos, las emociones, el trabajo y las actividades académicas. Según Richards (2010), la creatividad cotidiana es fundamental para la supervivencia humana y la salud, engloba diversas ideas, expresiones y acciones observables en entornos naturales; supone siempre compromiso y participación activa.

En el presente estudio nos focalizaremos en la creatividad cotidiana y sus diversas manifestaciones en tiempos de pandemia. En esta línea de investigación, hallamos estudios que analizan actividades creativas durante el confinamiento. Karwowski et al., (2021) realizaron dos extensos estudios diarios, el primero, en marzo de 2019 (prepandémico), involucró a 78 estudiantes que informaron sobre sus emociones y creatividad durante dos semanas; el segundo, realizado en marzo de 2020 (durante la pandemia y el encierro), involucró a 235 estudiantes que informaron sobre sus emociones y procesos creativos durante un mes. Una comparación transversal de 2019 y 2020 ha demostrado que aquellos participantes que estaban encerrados en sus hogares tenían más oportunidades para comportamientos creativos. Si bien declararon menos emociones positivas en 2020 en comparación con 2019, no se observaron diferencias en las emociones negativas y la ansiedad en particular. Lopez-Persem, Bieth, Guiet, Ovando-Tellez y Volle (2021) realizaron una encuesta en línea para examinar si el primer período de bloqueo relacionado con la pandemia COVID-19 (primavera de 2020) se asoció con cambios en la creatividad. Datos de 380 participantes de entre 18 y 84 años fueron incluidos en los análisis. En comparación con periodos anteriores a la pandemia, las personas manifestaron haber sido más creativas durante el encierro. Asimismo, informaron haber participado en actividades más creativas en el confinamiento. Los resultados también mostraron que este cambio positivo podría estar relacionado con una mayor disponibilidad de tiempo, sentirse más motivado, o tener la necesidad de resolver un problema. En el artículo de Mercier, Vinchon, Pichot, Bonetto, Bonnardel, Girandola y Lubart (2021) se comparó la creatividad profesional autoinformada (Pro-C) y la creatividad cotidiana (little-c) antes y durante el encierro, utilizando un estudio basado en un cuestionario realizado en una muestra francesa (N = 1266). Con respecto a Pro-C, no se observaron diferencias significativas entre los dos puntos de comparación, antes y durante el confinamiento. En cuanto a la creatividad cotidiana, se observó un aumento significativo durante el encierro.

En suma, el presente estudio se sustenta en perspectivas que enfatizan el carácter dinámico de la creatividad, es decir sus fluctuaciones según diferentes contextos. En este sentido, interesa especialmente analizar procesos creativos en un contexto complejo como el de la pandemia. Asimismo, nuestro estudio se focaliza en la creatividad con minúsculas, es decir, en las acciones creativas que desarrollaron un grupo de estudiantes tanto en su vida cotidiana como académica.

Estrategia metodológica

Realizamos un estudio cualitativo con el propósito de comprender percepciones y valoraciones de los participantes sobre los procesos creativos. Siguiendo los planteos de Vasilachis (2009) definimos a la investigación cualitativa como un proceso de producción de conocimientos que intenta comprender sentidos y significados de los actores sociales. Las investigaciones cualitativas apelan a estrategias metodológicas que permitan indagar en profundidad acerca de las formas en que las personas significan las relaciones sociales y el mundo que habitan. En nuestra investigación intentamos comprender, desde la perspectiva de un grupo de estudiantes universitarios, procesos creativos desarrollados en tiempo de pandemia, considerado actividades académicas y de la vida cotidiana.

El proceso de recolección de datos se realizó durante el período de aislamiento social por COVID-19, específicamente en los meses de abril, mayo y junio de 2020. En el proceso de investigación se atendieron a normas éticas referidas al consentimiento informado, la preservación del anonimato y la confidencialidad de los datos.

El muestreo fue intencional y por conveniencia. La muestra estuvo conformada por 44 alumnos (43 mujeres y 1 varón). Durante el desarrollo de la investigación, los participantes tenían entre 19 y 29 años y residían en localidades del sur de la provincia de Córdoba (Argentina). Del total de la muestra, 31 estudian la Licenciatura en Psicopedagogía y 13 el Profesorado y/o Licenciatura en Educación Especial en la Universidad Nacional de Río Cuarto (Argentina).

Utilizamos cuatro instrumentos de recolección de datos: cuestionarios con preguntas abiertas, registros de eventos cotidianos, entrevistas y grupos focales. El cuestionario fue administrado de manera online a los 44 estudiantes que conforman la muestra en el mes de abril de 2020. Tuvo como fin indagar qué actividades creativas habían realizado los sujetos durante el confinamiento. Los ítems del cuestionario refieren a acciones creativas, emociones emergentes y motivaciones subyacentes. Asimismo, solicitamos descripciones de los contextos en los que se realizaron las actividades creativas (espacio, tiempo, interacción con otras personas, etc.). Consultamos también respecto de la realización de dichas actividades creativas antes de la pandemia. Utilizamos la estrategia de registros de eventos cotidianos (Conner y Silvia, 2015; Conner, DeYoung y Silvia, 2016) para recolectar datos respecto de actividades creativas desarrolladas por los participantes a lo largo de una semana. El proceso de registros de eventos cotidianos se realizó entre mayo y junio de 2020. Veintiuna personas de la muestra inicial participaron en esta etapa de la investigación. El procedimiento de registro fue mediado por tecnologías, específicamente se solicitó a los participantes que enviaran vía WhatsApp textos, audios, fotos y videos de actividades creativas desarrolladas cada día. En un escrito reciente (Elisondo y Vargas, 2021), señalamos que las metodologías en contextos naturales generan interesantes alternativas el estudio de la creatividad cotidiana, en tanto permiten captar el dinamismo y la complejidad de los procesos creativos y las diversas acciones que los componen.

Además, los participantes respondieron diariamente preguntas referidas a emociones y motivaciones durante la realización de las actividades creativas. Durante el mes de junio de 2020 implementamos 15 entrevistas semiestructuradas online a estudiantes que indicaron interés por continuar con la investigación. Las preguntas giraron en torno a modalidades nuevas de aprendizaje y de resolución de problemas en contextos de educación remota. Intentamos recolectar datos respecto acciones creativas vinculadas al aprendizaje de contenidos específicos de la carrera y de estrategias para resolver situaciones adversas en entornos virtuales. En el grupo focal participaron 10 estudiantes quienes discutieron respecto de ventajas y desventajas de los procesos educativos remotos en tiempos de pandemia. Asimismo, identificaron potencialidades y obstáculos personales, familiares e institucionales que condicionaron los procesos de aprendizaje en tiempos de pandemia. El grupo focal se realizó a través de la plataforma Google Meet en junio de 2020.

Para el análisis de los datos realizamos comparaciones constantes y codificaciones abiertas y selectivas. A partir de estos procedimientos cualitativos de análisis, construimos dos categorías generales: creatividad en la vida cotidiana y creatividad para aprender en confinamiento. Efectuamos triangulaciones entre datos recogidos a través de diferentes estrategias y entre los análisis desarrollados por cada uno de los autores del estudio. Para validar comunicativamente los resultados, solicitamos a un grupo de participantes la lectura crítica de las categorías y los análisis.

Discusión de resultados

Creatividad en la vida cotidiana

En esta categoría analizamos procesos creativos desarrollados por los estudiantes en diferentes ámbitos de su vida diaria durante el confinamiento. Esta categoría incluye tres subcategorías: actividades creativas, emociones variadas y espacio e interacciones.

Actividades creativas cotidianas en pandemia

Al igual que en los estudios de Karwowski et al., (2021), Lopez-Persem et al., (2021) y Mercier et al., (2021), observamos un aumento de las actividades creativas durante el confinamiento. Los participantes de nuestro estudio sostienen que han realizado diversas actividades creativas en el hogar, actividades que no hacían con frecuencia antes de la pandemia. Asimismo, encontramos que algunas actividades como la cocina y la actividad física eran realizadas en momentos previos a la pandemia, sin embargo, los participantes identifican maneras más creativas de desarrollarlas en confinamiento. Es decir, surgen variantes que las hacen ser originales, como cocinar recetas nuevas con los ingredientes disponibles, hacer ejercicio en el hogar con materiales caseros, entre otras. Todos estos aspectos se definen como creativos desde la percepción de los entrevistados. Los siguientes fragmentos de las entrevistas permiten ejemplificar lo mencionado:

“Probar recetas de cocina nuevas, hacer ejercicio. Generalmente no realizo ejercicios físicos por falta de motivación o tiempo, y en este tiempo de cuarentena me pareció algo necesario para poder estar en movimiento y además poder ocupar mi tiempo. Y lo de probar recetas de cocina nuevas tampoco lo hago normalmente, pero justamente la cuarentena me motivó a probar cosas nuevas” (Camila, 19 años).

Entre las actividades creativas que mencionan los participantes surge una gran variedad, por ejemplo, leer, escribir cocinar, ordenar, pintar, dibujar, hacer artesanías, hacer ejercicio, realizar alguna actividad en familia, hacer guardias en las entradas de los pueblos, realizar tareas de la universidad, tocar algún instrumento, escuchar música, tomar fotografías, decorar, hacer videollamadas, entre otras.

“Durante el aislamiento social cociné, hice desayunos, bizcochuelos, alfajores, galletas, lasagna, entre otras cosas. También leí, me comuniqué por videollamada con amigas y familiares, hice actividad física, busqué fotografías viejas, hice un tinte casero rosa pastel que debía salirse con el agua. Corté el pasto por primera vez en mi vida. También hicimos un video para mi prima que cumplió 15 años en plena cuarentena” (Antonella, 20 años).

En coincidencia con el estudio de Karwowski et al., (2021), observamos que la cocina es el ámbito donde la mayoría de los participantes dice haber desarrollado actividades creativas durante el confinamiento. El desarrollo de la creatividad en la cocina permite resolver problemas vinculados a la escasez de ingredientes, la necesidad de alimentar a otras personas y también el interés por producir alimentos saludables.

“Durante el día lo creativo que hice fue cocinar. Considero que fue algo creativo porque tuve que cocinar algo en base a lo que había en la heladera y en la alacena. O sea que estuvo presente la invención” (Emilia, 20 años).

Emociones variadas en procesos creativos cotidianos

En esta subcategoría analizamos las expresiones de los participantes respecto de sentimientos y emociones emergentes durante el desarrollo de actividades creativas. La mayoría de las participantes menciona emociones positivas a la hora de llevar a cabo actividades creativas; no obstante, algunas se refieren a sentimientos de frustración y ansiedad. Las emociones negativas aparecen principalmente cuando los resultados no son los esperados o se presentan obstáculos en la tarea. A continuación, se presentan fragmentos de entrevistas representativos de las emociones positivas y negativas mencionadas:

“Como algo creativo me puse a tratar de imitar un maquillaje que vi en un video de YouTube. El maquillaje es algo que me gusta mucho hacer y aprender, y considero que es creativo porque uno puede jugar mucho con la combinación de colores, aplicar distintas técnicas y probar distintos tipos de maquillaje para lograr algo que a uno le guste. Es algo placentero para mí. Al llevar a cabo la actividad me sentí libre de hacer lo que me gusta, sentí mucho placer” (Analía, 29 años).

Estas expresiones se relacionan con estudios anteriores que indican impactos de las actividades creativas en el bienestar general de las personas (Richards, 2010) y el desarrollo de emociones positivas (Conner y; Silvia, 2015; Conner, DeYoung y Silvia, 2018; Karwowski, Lebuda, Szumski y Firkowska-Mankiewicz, 2017; Silvia, Beaty, Nusbaum, Eddington, Levin-Aspenson y Kwapil, 2014). Las participantes utilizan palabras como felicidad, placer, alivio, relajación y satisfacción para definir cómo se sienten durante y después de las actividades creativas. Estas actividades también constituyen espacios de expresión personal y autorrealización, crecimiento y desarrollo de proyectos futuros.

En las expresiones de los participantes se observan vinculaciones entre creatividad, bienestar y pandemia; es decir, consideran que las actividades creativas les ha permitido resolver problemas, no aburrirse, mantenerse activos y distraerse de la situación de emergencia mundial. Al igual que en el estudio de Lopez-Persem et al., (2021) la disponibilidad de tiempo aparece como una variable de relevancia en las posibilidades de desarrollar procesos creativos en confinamiento.

“Me parece que, a este tiempo de cuarentena, a pesar de ser un momento sumamente difícil para todos porque sale de lo normal, de lo habitual, de nuestras costumbres, también nos da esta posibilidad de hacer todo aquello que creíamos que no íbamos a poder por la rutina diaria. En mi caso también, considero creativo inventar juegos lo más entretenidos y creativos posible para mi hijo de 2 años, que no es fácil mantenerlo entretenido. Se me ocurren cosas usando objetos que jamás creí que iba a usar como así también juegos novedosos o que salen de lo común para que no se sienta inmerso en una rutina constante” (Lucía, 23 años).

Es pertinente recalcar que las expresiones hasta aquí tomadas resaltan el valor de la creatividad en estos tiempos, palabras como salvando o sobrellevar permiten repensar el peso positivo que ha tenido este fenómeno. Tal como señala Richards (2010) la creatividad es fundamental para supervivencia humana y el desarrollo personal. Las voces de los entrevistados también muestran emociones positivas vinculadas a producciones creativas y la resolución de problemas que contribuyen al bienestar de otras personas. En el estudio de Karwowski et al. (2021) también se observó un aumento de actividades creativas vinculadas al desarrollo social y comunitario. En suma, desarrollar procesos creativos en contextos cotidianos parece ser un factor promotor de la salud en sentido amplio en tanto promueve, en general, emociones positivas vinculadas a la expresión personal, la autorregulación y la autorrealización. Asimismo, las acciones creativas empoderan y permiten la construcción de vínculos cooperativos con otras personas.

Reconstrucción creativa de espacios e interacciones

Las participantes se han referido al desarrollo de actividades creativas en el hogar; dada la situación de aislamiento, manifiestan muchas veces la necesidad de estar en soledad para realizar un trabajo creativo y en otros casos, destacan la compañía de familiares. Estos resultados se corresponden con estudios anteriores donde se observa que la mayoría de las personas se refiere al hogar como espacio propicio para la creatividad (Elisondo, 2018; Elisondo y Vargas, 2019). En los datos se observa que las distintas habitaciones de la casa se configuran en escenarios para la creativida; también se destaca el lugar del patio como ambiente muy utilizado en los días más cálidos del aislamiento. En la voz de algunas entrevistadas se aprecia la figura de los otros y del hogar:

“Hoy me puse en tarea de buscar todas las fotos posibles que estuviesen impresas en la casa. Y mandé a cada familiar recuerditos para intentar alegrar estos domingos más bien solitarios. Considero que es creativo porque me gusta la fotografía, y algunas de las fotos vintage que hoy encontré son arte (…)” (Antonella, 21 años).

Algunas participantes describen procesos grupales de creación, reconociendo el papel de los otros en la creatividad. Resulta interesante destacar el papel de las audiencias o los destinatarios de las producciones, por ejemplo, a la hora de cocinar para los familiares, hacer trabajos prácticos de la universidad, ver videos tutoriales, pueden ser acciones solitarias, pero que necesariamente implican a otros. Los creadores no realizan sus obras en el vacío, sino considerando gustos y deseos de otros. También es relevante destacar el valor de ciertas prácticas sociales que se orientan a generar estrategias de promoción de la salud en la comunidad:

“Lo que hoy hice de creativo durante el día fue hacer otro de tantos turnos como voluntaria en mi pueblo para protegernos de la pandemia (…) entre todos nos ayudamos, nos donan cosas y eso está genial” (Agustina, 20 años).

La creatividad es un proceso que implica a otros, aunque la creación sea solitaria, siempre es social, ya que el creador interactúa con otros de manera directa o indirecta (Elisondo, 2016). En este tiempo particular se destaca la importancia de las mediaciones tecnológicas en los vínculos.

“Sola físicamente, acompañada virtualmente” (Celeste, 21 años).

En este sentido Fontana Sierra (2020) en una investigación realizada con el fin de mostrar experiencias de confinamiento en España, expone que las relaciones sociales se están rearticulando a raíz de las medidas de distanciamiento y confinamiento social. En ese artículo la autora plantea que “el encierro físico no ha supuesto el encierro social, y las vinculaciones personales han aumentado gracias al uso de las tecnologías” (Fontana Sierra, 2020, p. 109). A su vez la autora dice que mantener lazos es esencial para mantener cierta estabilidad personal ya que muchos de los encuestados enfatizan la falta de contacto como una de las mayores causas de malestar emocional. Otros autores acuerdan con esta idea al decir que “las videollamadas pueden reducir la soledad y el aislamiento social a través de la ampliación de los círculos sociales” (Morel, Pantoja y Ortiz-Muñoz, 2020, p. 2). La pandemia trajo con ella la exploración de nuevas formas de relacionarse y eso se pudo observar en el despliegue de ciertas actividades creativas.

En síntesis, la creatividad cotidiana se manifiesta en diferentes actividades que principalmente se desarrollan en el hogar y de manera solitaria. No obstante, los participantes también reconocen que las interacciones con otros contribuyen en la creación. En las expresiones de las participantes se destaca el interés por los destinatarios de las producciones creativas, mostrando también el carácter social de la creatividad. Como era de esperar, por las condiciones del confinamiento, muchas personas realizan actividades creativas en aislamiento; no obstante, en sus expresiones se vislumbra que estos procesos implican a otros y conocimientos culturales compartidos. Es importante destacar que los procesos creativos siempre son sociales, aunque las personas los desarrollen en soledad, implican interacciones, lenguajes y objetos culturales compartidos.

Creatividad para aprender en confinamiento

En esta categoría analizamos procesos creativos vinculados a la resolución de tareas y propuestas educativas formales. Esta categoría incluye cinco subcategorías: reconfiguraciones educativas; nuevo tiempos y espacios; el papel del profesorado; procesos de autorregulación y aprendizajes construidos.

Reconfiguraciones educativas novedosas

Varios de los entrevistados mencionan actividades educativas formales cuando se les pregunta sobre acciones creativas diarias; por ejemplo, participación en clases virtuales o realización de tareas de manera remota. Según los participantes estas propuestas pueden considerarse creativas ya que son novedosas y originales. Los estudiantes destacan procesos creativos de los docentes al generar nuevas formas de dictar clases y desarrollar tareas de manera remota.

“Salir de lo cotidiano, esto nos sirvió un montón más allá de todo lo malo de la pandemia, surgieron propuestas creativas de parte de los docentes y a la hora nuestra de aprender, capaz que no aprendíamos leyendo, o escuchando al profe, sino que a la hora de que hacíamos esos pósters, de que nos conectábamos todos, fueron cambiando esas formas y ahí está la creatividad. Desafiándote, guiándote de otras personas que lo hacen, pero poniéndole tu impronta” (Emilia, 20 años).

Estas experiencias novedosas de enseñanza y aprendizaje constituyen un cambio significativo en las formas de ser docente y ser estudiante. En algunos casos se observan dificultades para sostener la atención, la autorregulación y el compromiso con los procesos educativos. Al igual que en estudios previos (Bonomi e Isla, 2020; Maldonado Gómez et al., 2020; Macchiarola et al., 2020), visualizamos emociones negativas (estrés, ansiedad, nerviosismo, agotamiento) ocasionadas por el hecho de ser estudiantes en tiempos de pandemia; por ejemplo, los participantes expresan dificultades de comunicación y sentimientos de aislamiento y soledad.

Sin embargo, muchos de los estudiantes se han adaptado a estas nuevas modalidades generando estrategias novedosas de resolución de problemas. La flexibilidad, componente clave de la creatividad, juega un papel importante en estos procesos de adaptación a las nuevas formas de ser estudiantes universitarios. Tal como señalan Chen y Bonanno (2020) la flexibilidad es indispensable para generar prácticas relisientes en tiempos de COVID-19.

“Estaba muy negada, pensaba bueno dejo este año y la empiezo el año que viene de manera presencial, mi flexibilidad estaba cero, no veía la manera de poderme adaptar a todo esto, después pensándolo bien, reflexionando con la ayuda de mi psicóloga y de mis compañeras me flexibilicé un poco y me fui organizando cada vez mejor y eso dio buenos resultados” (Agustina, 21 años).

“No le tenía mucha fe a este modo virtual, me fui dando cuenta que estaba bueno, me acostumbré a la virtualidad, participaba en las clases y en los foros y me terminó gustando la virtualidad” (Mariana, 20 años).

Es posible apreciar una gran variedad de sentimientos, posturas, formas de afrontar la virtualidad. El hecho de no querer perder el año fue una de las mayores motivaciones para los estudiantes que se vieron obligados a lidiar con esta nueva modalidad. Muchos recalcan que la experiencia sirvió para conocer distintas herramientas tecnológicas, además para valorar el contacto en la clase, el espacio físico de la Universidad, entre otras tantas cosas que se hicieron extrañar durante 2020.

Es posible apreciar una gran variedad de sentimientos, posturas, formas de afrontar la virtualidad. El hecho de no querer perder el año fue una de las mayores motivaciones para los estudiantes que se vieron obligados a lidiar con esta nueva modalidad. Muchos recalcan que la experiencia sirvió para conocer distintas herramientas tecnológicas, además para valorar el contacto en la clase, el espacio físico de la Universidad, entre otras tantas cosas que se hicieron extrañar durante 2020.

Nuevos tiempos y espacios para enseñar y aprender

Esta subcategoría refiere a la territorialidad de la educación, la cual dio un giro repentino, ya que las dimensiones de espacio y tiempo se reconfiguraron. Una de las entrevistadas manifestó que lo más original de este tiempo fue que la uni esté en la compu. Para los que contaban con dicho artefacto o con un celular, la interacción con estos fue tomando cada vez más protagonismo y surgía en los estudiantes la necesidad de adaptarse en las casas, en algún espacio, para poder conectarse en las clases o rendir las evaluaciones. Asimismo, algunos participantes manifestaron que comúnmente conviven con su familia solo los fines de semana o en vacaciones, lo que llevó a nuevas vivencias en la cotidianeidad.

“Acá tengo otros tiempos, en Río Cuarto tenía mi espacio, mi lugar, me costó adaptarme” (Sofía, 20 años).

“En las clases me sentía desorientada, me aburría mucho cuando pasaban una hora ya no podía prestar más atención y en eso concordaba con mis compañeras, quizás era porque estábamos como viendo un video de una hora, sin una persona que nos mira y nos escucha, tampoco podía prender el micrófono y la cámara porque siempre había mucha gente en mi casa” (Camila, 21 años)

Según Garriga, Pappier, Cuesta, Linare y Rocha (2020), las categorías de tiempo y espacio implosionaron y tomaron otras dimensiones en el campo educativo. La imposibilidad de asistir a las aulas y la orden de cumplir el aislamiento influyó en que los alumnos debieran continuar con su educación desde sus casas. A su vez, el tiempo de clases no es el mismo porque la virtualidad tiende a un mayor desgaste, más que todo porque al ser algo nuevo es distinta la adaptación a los estímulos visuales y auditivos, sumado a que la situación de pandemia hace que psicológicamente uno pueda tener mayores dificultades o miedos.

En consonancia con esto Maldonado Gómez et al., (2020) exponen que para los alumnos aparece esta nueva realidad que resulta ser novedosa y desafiante. A lo que se le suma que muchos de ellos se encuentran, quizás por primera vez en un mismo espacio con toda su familia, con la sensación de tiempos indiferenciados pareciendo todos los días iguales y pasando largas horas frente a la pantalla. Es entonces entendible que para los estudiantes resulte difícil mantener la atención y participar proactivamente de su proceso de aprendizaje.

Szyber (2020) dice que tanto el tiempo como el espacio toman otra dimensión y que el significado de desamparo e incertidumbre varía en el momento presente. Es necesario tener presente que todos estos cambios han influido en los aprendizajes de los estudiantes. Ante este escenario se torna fundamental la presencia de los docentes en el acompañamiento constante para evitar la deserción y promover aprendizajes significativos.

Las reconfiguraciones de tiempos y espacios demandan procesos creativos por parte de docentes y estudiantes: generar nuevas formas de enseñar y aprender son indispensables en tiempos de pandemia. La imposibilidad de compartir tiempos y espacios de manera presencial genera transformaciones en las prácticas educativas y búsquedas de estrategias nuevas. Asimismo, la necesidad de compartir el espacio de la casa con otros miembros de la familia también genera algunas dificultades en los procesos de aprendizaje. En coincidencia con Muiños de Britos, Cambours de Donini y Lastra (2020), observamos que la reconfiguración de tiempos y espacios también profundiza brechas y desigualdades entre diferentes sectores de la sociedad. Para algunos estudiantes la conectividad y la disponibilidad de recursos tecnológicos es una preocupación contante y una condición limitante de los procesos educativos.

El papel del profesorado en las nuevas configuraciones educativas

En la presente categoría se hace referencia a la centralidad del rol docente en este tiempo de emergencia, tal como han señalado los estudiantes. Muchos exponen que los profesores estuvieron muy atentos y que eso colaboró para continuar con los procesos educativos. Sin embargo, algunos estudiantes también se refieren a docentes con menor compromiso y dedicación a las actividades de enseñanza y comunicación con alumnos.

“Depende la asignatura hay profes que brindan otro acompañamiento y eso favorece a un aprendizaje más significativo (…) con la paciencia porque es fundamental eso en este momento, brindar ese acompañamiento ya que estamos lejos, no nos podemos ver, no pueden ir a consulta” (Sofía, 20 años).

Al igual que en estudios previos (Pérez et al., 2021; Roig, Urrea y Merma, 2021), los participantes destacan la importancia de la comunicación fluida y la disponibilidad. Los datos muestran que establecer vínculos en la virtualidad es uno de los principales retos educativos que han debido atravesar docentes y estudiantes en pandemia.

“Esos primeros días me sentía rara, con incertidumbre, no sabía que iba a pasar, como íbamos a enfrentar lo de la uni, me invadía el miedo por saber si iba a poder llevar la situación. Después cuando empezamos a hablar con las profes nos empezaron a tranquilizar” (Rosario, 20 años).

En una investigación realizada por Ardini, Herrera, González Angeletti y Secco (2020) sobre la docencia en tiempos de coronavirus en Córdoba, los autores recalcan las diversas formas que buscaron los docentes para encontrarse con los estudiantes, intensificando el vínculo a través de herramientas tecnológicas, de mensajería instantánea o redes sociales, a su vez se hizo notoria la posibilidad de entablar instancias de trabajo colaborativo a través de la web, la capacidad creativa e innovadora para la presentación de temas o resolución de problemas en línea.

El compromiso docente se ve no solo en el acompañamiento, sino también en la puesta en marcha de actividades que sean innovadoras y generen participación de los estudiantes. En este sentido es interesante analizar voces de los estudiantes con relación a las innovaciones realizadas en la enseñanza y su repercusión en los aprendizajes. Rigo (2020) expone que “los estudiantes percibieron que los docentes usaron diversas estrategias didácticas; asimismo, consideraron que esas estrategias promovieron el aprendizaje significativo y propiciaron la participación activa” (p.154).

Los alumnos perciben propuestas novedosas por parte de los docentes, dichas tareas les permiten ponerse en contacto con distintas herramientas, contenidos que posibilitan despliegues creativos a la hora de resolverlas.

“Algo de bueno que tiene esta modalidad es la cantidad de sitios web que hay para subir las cosas (…) volvemos a lo creativo, lo dinámico, lo diferente a uno le llama la atención y lo motiva a hacerlo, estudiarlo, aprenderlo. Todo lo que yo puse en el póster y en el video me lo acuerdo más porque me gusto más la forma en que lo aprendí” (Sofía, 20 años).

“Tuvimos que hacer un identikit con características de nuestro rol profesional, teníamos que ser creativos y armar nuestro propio identikit, después en otra materia tuvimos que hacer un blog, entonces cómo hacer, qué si sacabas qué si ponías el título. Todas esas actividades que van más allá de la pregunta y la respuesta, que te mueven a hacerlas” (Laura, 26 años).

Al igual que en un estudio anterior (Elisondo, Melgar, Chesta y Siracusa, 2021), se observan procesos creativos desarrollados por los docentes para dar continuidad a la enseñanza en contextos de asilamiento. Los profesores generan propuestas innovadoras que integran tecnologías, recursos disponibles en el hogar y nuevas formas de construir conocimientos. Tal como señalan Sabulsky (2020), en tiempos de COVID-19, las prácticas de enseñanza se reconfiguran como bricolajes que integran diferentes tecnologías y procesos de adaptación de materiales, recursos y estrategias.

Al igual que en un estudio anterior (Elisondo, Melgar, Chesta y Siracusa, 2021), se observan procesos creativos desarrollados por los docentes para dar continuidad a la enseñanza en contextos de asilamiento. Los profesores generan propuestas innovadoras que integran tecnologías, recursos disponibles en el hogar y nuevas formas de construir conocimientos. Tal como señalan Sabulsky (2020), en tiempos de COVID-19, las prácticas de enseñanza se reconfiguran como bricolajes que integran diferentes tecnologías y procesos de adaptación de materiales, recursos y estrategias.

Autorregulación de las nuevas formas de aprender

En esta época el aprendizaje ha tomado otro matiz para los estudiantes, que, habituados a la educación presencial, experimentan nuevas vivencias en el contexto de virtualidad. Según la UNESCO (2020) una de las principales dificultades percibidas por los estudiantes, en épocas de pandemia, se vincula a la autorregulación de los aprendizajes. Cabero Almenara (2020) también explicita dificultades de los estudiantes para acondicionarse y adaptarse a las nuevas situaciones de aprendizaje a través de las mediaciones tecnológicas. En esta línea, Pérez et al., (2021) señalan que la autogestión del tiempo, como competencia del aprendizaje autorregulado, es un elemento clave en la virtualidad. Los estudiantes perciben al aprendizaje virtual como más autónomo, lo cual demanda mayores procesos de autorregulación.

“Y al principio fue difícil porque no sabías cómo te iban a evaluar, era raro porque dependía de vos el rendir bien o no, de tu propio aprendizaje, llega un momento que te das cuenta que sos vos con la computadora y listo, no hay nadie que esté viendo lo que haces, lo que aprendes, lo que estudias, si vas a clases o no, te das cuenta que depende de uno y eso te hace sentir descolocado, con miedos, con incertidumbre de no saber cómo te va a ir, después cuando va funcionando todo te vas calmando. Ahora me re adapté y me siento bien, tanto en las evaluaciones, como con el estudiar” (Erika, 24 años).

Quizás la ausencia del contacto presencial con los pares y con los profesores hacen que el estudiante se sienta solo a la hora de aprender y surja este sentimiento: depende de uno mismo. En este sentido, investigaciones con estudiantes universitarios también han señalado sentimientos de soledad y aislamiento durante la pandemia (Macchiarola et al., 2020; Maldonado Gómez et al., 2020; Suarez, García y Elisondo, 2021).

“Yo sentí mucho que necesitaba esos “pequeños” detalles, que por ahí no le dábamos mucha importancia como las miradas, el contacto, es impresionante lo que aporta eso al aprendizaje” (María Luz, 22 años).

Los datos indican una mayor necesidad de autorregulación en los estudiantes que transitan por una educación superior a distancia. El hecho de tener que organizarse con los tiempos, lugares, material de estudio conlleva cierto esfuerzo y compromiso que los estudiantes deben asumir. Además, los procesos de aprendizaje se complejizan dadas las sensaciones de aislamiento que perciben algunos estudiantes y las dificultades de comunicación fluida con docentes y compañeros.

Aprendizajes más allá de los contenidos específicos

Más allá de los aprendizajes curriculares específicos de cada materia, las expresiones de los participantes dan cuenta de significativos aprendizajes con relación al trabajo colaborativo mediado por tecnologías, al desarrollo de prácticas solidarias entre compañeros y a la construcción de estrategias creativas para afrontar situaciones adversas.

Estos aprendizajes, de alguna manera no planificados, sino emergentes de una situación adversa, podrían definirse como creativos, en tanto implican formas novedosas de comprensión y actuación ante determinada situación problemática. Implican procesos de mini-creatividad, es decir, formas nuevas de comprender situaciones (Beghetto, 2016).

“Rompe con todas las estructuras que nosotros teníamos de cómo era el enseñar y el aprender, entonces creo que aprendí un montón más que quizás creí no aprender antes, yo siento que aprendí mucho” (Giorgina, 20 años).

Los alumnos destacan la importancia de haber contado con los pares para transitar la educación en pandemia. Tal como señalan Lozano, Fernández, Figueredo y Martínez (2020), el capital social de los estudiantes en tiempos de pandemia condiciona los procesos de aprendizaje.

“La primera estrategia que siento que es fundamental es el trabajo en grupo para hacer trabajos prácticos, para preguntarle a mis compañeras de una clase en la que no estuve, siento que es fundamental en esta época” (Agustina, 21 años).

“Tengo un objetivo que es recibirme y no iba a perder 6 meses de mi vida universitaria, tengo un grupo de compañeras muy responsable, eso me ayudó a organizarme, a hacer los trabajos, estudiar por videollamadas. El sostén fueron ellas” (Victoria, 20 años).

En suma, en contextos de adversidades como los generados por la pandemia, observamos importantes aprendizajes creativos: resoluciones originales de tareas, búsquedas de alternativas para dar continuidad a los procesos de formación, maneras novedosas de autorregulación, construcciones de redes virtuales de compañeros y prácticas solidarias que permiten sostener los aprendizajes. Las voces de los participantes nos muestran dificultades y obstáculos, pero también procesos creativos ante las adversidades. Quizás la flexibilidad, como componente clave de la creatividad, haya jugado un papel transcendental en la construcción de prácticas resilientes (Canosa Acosta y Gutiérrez Rodríguez, 2020) y adaptativas ante contextos tan inciertos.

Consideraciones Finales

Los análisis realizados indican que la época de aislamiento fue un tiempo fecundo para realizar actividades creativas, que en general antes se hacían de vez en cuando o no se hacían. A su vez, aparecen actividades que sí eran hechas cuando no se estaba en cuarentena, pero en esta oportunidad surgen variantes que las hacen ser originales en este tiempo. Las actividades creativas realizadas se caracterizan por una significativa variedad que va desde cocinar, participar de clases virtuales, hacer ejercicio, hasta realizar artesanías, dibujar, pintar, entre otras. La mayoría de los participantes menciona emociones positivas a la hora de llevar a cabo actividades creativas; no obstante, algunas se refieren a sentimientos de frustración y ansiedad que surgen cuando los resultados no son los esperados o se presentan obstáculos en la tarea.

Las personas desarrollan procesos creativos a partir de diferentes actividades, siempre en el interjuego de emociones, identidades y vínculos con otras personas. Los participantes desarrollan procesos creativos que les permiten crear productos originales y resolver problemas. Estos procesos generalmente se desarrollan en la casa, debido a la situación de aislamiento, en ocasiones de manera solitaria y en otras, acompañados por los convivientes. Los otros juegan un papel importante en la creatividad como destinatarios de las obras, compañeros en trabajos colaborativos o ayudantes que facilitan las tareas creativas. El desarrollo de actividades creativas cotidianas también se vincula con el bienestar y las emociones positivas tal como sostienen los participantes.

Respecto a los procesos creativos en contextos educativos, los datos revelan que la participación en ciertas clases virtuales o la realización de algunas tareas en esta nueva modalidad resultan ser actividades creativas para algunos entrevistados, ya que son originales y promueven formas divergentes de resolución. Surgen algunas dificultades en el cursado virtual, aparecen distintas posturas y una variedad de sentimientos provocados. La territorialidad y el tiempo toman otra dimensión, la universidad pasa a estar en la casa de cada estudiante y el tiempo se reconfigura. El papel de los docentes pasa a ser central en el sostenimiento de la educación y en el apoyo y acompañamiento a los estudiantes, quienes recalcan que los profesores fueron, en muchas oportunidades, fuentes de motivación para no darse por vencidos. El plantel docente a su vez se destacó por la implementación de actividades totalmente novedosas para los alumnos, como el armado de un blog, de un póster, un video explicativo, la utilización de foros, entre otras actividades mencionadas.

El aprendizaje se caracterizó por la permanente autorregulación que debían hacer los estudiantes, fue una época de mayor autonomía, con relación a organizar materiales, maneras de cursar, formas de estudiar, entre otros. Se visibiliza también, la necesidad de ser consciente del tiempo y esfuerzo que cada uno debe dedicarle al estudio. Los estudiantes reflexionan sobre lo acontecido en este tiempo, le dan voz a lo que piensan a través de sugerencias de cambios que favorecerían mejores condiciones para el cumplimiento del derecho a la educación y recalcan el valor inapreciable que fue poder compartir todo lo ocurrido con sus pares y amigos.

El estudio que comentamos pretende contribuir a la investigación de la creatividad cotidiana visibilizando la complejidad de estos procesos y los múltiples dominios donde se desarrollan. Además de las experiencias de placer y bienestar, las actividades creativas empoderan a los sujetos, los vinculan con otras personas y les permiten construir productos de valor subjetivo y social. La investigación también aporta a la comprensión de los procesos de despliegue de la creatividad como factores promotores de la salud en sentido amplio. Asimismo, se procura dar voz a los participantes y desarrollar una metodología cualitativa de seguimiento diario de acciones creativas. Las principales limitaciones del estudio se refieren a la reducida cantidad de casos analizados y la falta de triangulación con otros métodos. Se sugiere en futuros estudios ampliar la muestra de casos, incorporar otros grupos y técnicas diversas de recolección de datos, articulando perspectivas cualitativas y cuantitativas en el estudio de la creatividad cotidiana.

También se observan aportes al campo metodológico, específicamente en los estudios momentáneos de creatividad cotidiana, ya que en los mismos se reconocen la variabilidad y el dinamismo de los procesos creativos. Los diseños ecológicos y momentáneos permiten captar la complejidad de los procesos creativos cotidianos analizando múltiples variables y recuperando experiencias de los participantes. El uso de tecnologías a partir de las cuales los participantes registran sus propias acciones permite acceder, desde la mirada de los participantes, a situaciones y eventos importantes de su vida cotidiana. No obstante, esta particularidad también puede considerarse una limitación ya que los participantes pueden sesgar y recortar los datos, focalizando sólo en algunos aspectos, no registrando tal vez algunos eventos que pueden ser de relevancia para los investigadores. Los diseños ecológicos también presentan limitaciones relacionadas con el compromiso y la dedicación de los participantes a lo largo de todo el proceso.

La pandemia ha generado múltiples dificultades sociales, económicas y sanitarias, ha profundizado brechas y desigualdades; sin embargo, también ha propiciado espacios para nuevas formas de desarrollo de la creatividad en actividades cotidianas y educativas. Resulta de interés continuar investigando la temática y generando proyectos que promuevan procesos creativos y resilientes en contexto adversos como los ocasionados por el COVID-19. Esperamos que los conocimientos producidos en la presente investigación aporten datos para la generación de proyectos educativos y comunitarios que reconozcan la importancia de la creatividad en los aprendizajes y en la vida cotidiana en general. Asimismo, resulta interesante pensar a la creatividad como intersticio para potenciar procesos de construcción de conocimientos que integren lo académico y lo cotidiano, generando oportunidades de aprendizajes en contextos culturales diversos. Destacamos el valor de las iniciativas y las decisiones de los sujetos, los grupos y las comunidades que se orientan a construir, a partir de prácticas creativas, nuevos horizontes posibles. Quizás las cinco motivaciones compartidas por Devoto (2020) nos ayuden en este camino incierto: hacer lazo; compartir la carga, hibridar; hacer de la crisis oportunidad; hospedar…

Referencias

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