DIFICULTADES IDENTIFICADAS EN PROCESOS DE ESTUDIO UNIVERSITARIO MEDIADOS POR TIC

Artículos

DIFICULTADES IDENTIFICADAS EN PROCESOS DE ESTUDIO UNIVERSITARIO MEDIADOS POR TIC

María Nazareth Romero
Universidad Nacional del Nordeste, Argentina
Patricia Mónica Núñez
Universidad Nacional del Nordeste, Argentina

Contextos de Educación

Universidad Nacional de Río Cuarto, Argentina

ISSN-e: 2314-3932

Periodicidad: Semestral

vol. 1, núm. 33, 2023

contextos@hum.unrc.edu.ar

Recepción: 27 Julio 2022

Aprobación: 30 Noviembre 2022



Resumen: El presente trabajo refleja avances de investigación de una tesis de grado, Licenciatura en Ciencias de la Educación, cuyo tema es “El uso de las TIC en el proceso de estudio en estudiantes universitarios avanzados, del Profesorado en Ciencias de la Educación y la Licenciatura en Artes Combinadas, de las Facultades de Humanidades y de Artes, Diseño y Ciencias de la Cultura, Universidad Nacional del Nordeste (UNNE)”. El objetivo de investigación es conocer las formas de aprovechar las TIC en los procesos de estudio de los estudiantes avanzados de las carreras mencionadas, cómo y por qué las utilizan. El trabajo de campo se realizó en 2019 en Resistencia, Chaco (Argentina), aquí se presenta el análisis de datos obtenidos en la primera salida mediante grupos focales, una técnica cualitativa. Se centra en los estudiantes avanzados que ese año cursaban el último nivel, habituados a formas de utilizar TIC. En un artículo anterior, se expusieron esas modalidades de uso y las razones para hacerlo. La pregunta que guía este trabajo es ¿cuáles son las dificultades con las que se encuentran los estudiantes al utilizar las TIC para estudiar? El propósito de este artículo es compartir resultados acerca de dificultades al usar TIC para estudiar que identifican estos sujetos, que se constituyen como categorías emergentes del análisis. Los estudiantes manifiestan cuatro aspectos obstaculizadores a considerar para la utilización de TIC en los procesos de estudio: equipamiento, infraestructura para equipamiento y conectividad, competencias tecnológico-digitales y una actitud indisciplinada de estudio.

Palabras clave: procesos de estudio, TIC, dificultades, estudiantes universitarios avanzados.

Abstract: The present work reflects research advances of a thesis, Degree in Education Sciences, whose theme is "The use of ICT in the study process in advanced university students, of the Teaching Sciences of Education and the Degree in Combined Arts, from the Faculties of Humanities and Arts, Design and Cultural Sciences, National University of the Northeast (UNNE)”. The research objective is to know the ways of taking advantage of ICT in the study processes of advanced students of the aforementioned careers, how and why they use them. The field work was carried out in 2019 in Resistencia, Chaco (Argentina), here is the analysis of data obtained in the first outing through focus groups, a qualitative technique. It focuses on advanced students who were in the last level that year, accustomed to ways of using ICT. In a previous article, those modalities of use and the reasons for doing so were exposed. The question that guides this work is what are the difficulties that students encounter when using ICT to study? The purpose of this article is to socialize results about difficulties associated with the use of ICT to study that these subjects identify, and that are constituted as emerging categories of the analysis. The students manifest four hindering aspects to consider for the use of ICT in the study processes: equipment; infrastructure for equipment and connectivity; technological-digital skills; and an undisciplined study attitude.

Keywords: study processes, ICT, difficulties, advanced university students.

INTRODUCCIÓN

El presente trabajo refleja avances de investigación de una tesis de grado, Licenciatura en Ciencias de la Educación, cuyo tema es “El uso de las TIC en el proceso de estudio en estudiantes universitarios avanzados, del Profesorado en Ciencias de la Educación y la Licenciatura en Artes Combinadas, de las Facultades de Humanidades y de Artes, Diseño y Ciencias de la Cultura, UNNE”. Se enmarca en el Proyecto de Investigación (PI) 20HE13 (2021-2024) “Los procesos de estudio mediados por las TIC, en las/los estudiantes universitarias/os y las propuestas de enseñanza. Estudio en Facultades de la Ciudad de Resistencia, Chaco y de Corrientes, Capital, de la UNNE” dirigido por la Mg. Patricia Núñez, quien también dirige esta tesis. El problema de estudio se relaciona con las preguntas: ¿Cómo utilizan las TIC en sus procesos de estudio los estudiantes universitarios avanzados del Profesorado en Ciencias de la Educación y de la Licenciatura de Artes Combinadas, de la UNNE? ¿Por qué las utilizan en sus procesos de estudio?

El principal objetivo de la investigación es conocer las formas de aprovechar las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) en los procesos de estudio de los estudiantes avanzados de las carreras mencionadas, cómo y por qué las utilizan para estudiar. El trabajo de campo se realizó en 2019, en las facultades de Humanidades y de Artes, Diseño y Ciencias de la Cultura, ubicadas en Resistencia, Chaco. Se centra en los estudiantes avanzados que ese año cursaban el último nivel, los que se han habituado a formas de utilizar TIC y tal vez consideran cómo podrían aprovecharlas para su inserción laboral y/o perfeccionamiento.

En un artículo anterior1, se expusieron esas modalidades de uso y las razones para hacerlo. La pregunta que guía el trabajo actual es ¿cuáles son las dificultades con las que se encuentran los estudiantes al utilizar las TIC para estudiar? El fin presente, es dar a conocer resultados acerca de cuáles son las dificultades que conllevan el uso de TIC para estudiar, las que identifican estos sujetos y que se constituyen como categorías emergentes del análisis. Comprender el tema puede aportar a la revisión de propuestas pedagógicas para que las contemplen, y abrir reflexiones que pueden ser de interés institucional (recursos, infraestructura, planes, etc. a realizar). Asimismo, los resultados y su discusión pueden nutrir principalmente el campo de la Tecnología Educativa y, en segundo lugar, la Didáctica.

Se trata de un trabajo realizado previamente a la irrupción de la pandemia por Covid19 por lo que los resultados y discusión no refieren a las transformaciones que se dieron en los procesos de estudio universitario a partir de que dicha crisis sanitaria acelerase la introducción de herramientas TIC en la educación en general. Sin embargo, se valora la importancia de conocer y socializar qué sucedía en el ámbito universitario a la hora de estudiar con herramientas TIC para comprender cuáles son los resabios que aún quedan por resolver y cuáles obstáculos o inconvenientes se generaron a partir de ella. Qué sucede hoy luego de la experiencia educativa a distancia por pandemia, es materia de siguientes apartados.

ALGUNOS REFERENTES CONCEPTUALES

Las prácticas culturales relacionadas con las TIC han intervenido en las prácticas pedagógicas como un área más de las prácticas sociales cotidianas. Por ello resulta importante comprender el contexto histórico cultural presente, las prácticas y procesos que habilita o que abraza, y cómo las TIC como herramientas mediadoras culturales son concebidas y usadas (con o sin conciencia de ese uso) y de qué manera intervienen en dichos procesos.

La sociedad actual es pensada haciendo foco en diferentes aspectos de la misma, según la formación e intereses de los autores. De este modo, se hace aquí una revisión breve de algunas perspectivas sin concentrarse en la cronología en que se han gestado las concepciones o conceptos ya que el fin es tomarlas para que permitan un acercamiento un poco más profundo de la realidad cultural occidental. Así es que, por empezar, desde algún lugar se puede mirar la contemporaneidad como modernidad líquida (Bauman, 2007), donde impera el síndrome de la impaciencia, no se puede esperar para satisfacer deseos, el tiempo es un recurso valioso, esperar es intolerable. Se entronizan el cambio constante y la novedad. La educación como práctica de transmisión cultural a las nuevas generaciones, se ve desafiada pues cualquier compromiso a largo plazo restringiría la libertad de movimiento y la capacidad individual de aprovechar las oportunidades del momento. El movimiento es el rasgo de época y lo percibido como inmóvil o estable no tiene valor, resulta inútil y rechazable (Baricco, 2019), pues los siglos anteriores privilegiaban esta inmovilidad y fijación de fronteras estables entre las cosas de la realidad (elites y trabajadores, verdad y mito, cuerpo y espíritu, etc.).

Por otra parte, también se la puede caracterizar como de la era de la información (Castells, 2016) y donde la revolución tecnológica informacional, al actuar sobre la información y la comunicación, transforma toda la vida cotidiana, a la par de otros cambios organizativos e institucionales. Estas transformaciones se dan simultáneamente en las tecnologías, la organización económica y social, la organización productiva, las instituciones, la cultura, en forma de redes, donde un nodo afecta a otro, y así se va constituyendo una sociedad en red. El poder en ella está en la comunicación, en los discursos e ideas que se transmiten y circulan, tomando los medios sociales un papel fundamental. Existe, por lo tanto, un contexto político, histórico y económico neoliberal que propicia cambios particulares en ellos favoreciendo la explosión y explotación de las TIC. Área Moreira (2009) sostiene que, en la Globalización, las TIC ocupan un lugar clave, pero no son su causa sino que actúan como motores, posibilitan que la información circule casi instantáneamente en todo el planeta, permitiendo que cualquier organización funcione como una unidad en tiempo real a nivel mundial.

En este marco se puede aproximar reflexiones en torno a las TIC para luego entenderlas en el contexto educativo. Las TIC no son sólo un conjunto de herramientas o medios, sino que crean un entorno (Burbules y Callister, 2001) en el que se producen interacciones humanas, aunque no haya existencia física. Tal es el caso de Internet, que no es tan solo una extensión del cara a cara sino un espacio nuevo que genera interacciones exclusivas, que sólo son posibles allí, con características singulares, con sus ventajas (debates, construcción colaborativa de diversa índole, encuentros más allá de la geografía, expresión de individuos y colectivos a escala global, etc.) y desventajas (anonimato, minería de datos, vigilancia, etc.). Como manifestación de la importancia que han adquirido estas tecnologías, se firmó en octubre de 2016 el Protocolo Adicional a la Convención Iberoamericana de Derechos de los Jóvenes (OIJ, 2016 [2008]), donde se sostiene de forma explícita que las personas jóvenes tienen derecho al acceso a las TIC y que los Estados Parte se comprometen a “desarrollar e incentivar la formulación de estrategias y prácticas óptimas que incrementen la posibilidad de todas las personas jóvenes de participar activamente en el intercambio de opiniones, incluyendo las políticas, a través de internet u otros medios tecnológicos de comunicación” (Murden y Cadenasso, 2018, p. 8). Es expresa la relevancia de medios digitales y plataformas tecnológicas para la participación juvenil cívica.

Los dispositivos móviles, como herramientas TIC particulares, han hecho posible la conexión en todo momento y lugar de manera acelerada, volviéndose extensiones de la persona (Baricco, 2019), y alterando las necesidades humanas. Ya no se trata solo de cubrir necesidades biológicas sino de comunicación, por lo que acceder y mantener redes de conectividad es una necesidad actual: “la principal característica de la comunicación inalámbrica no es la movilidad sino la conectividad perpetua” (Castells, 2009, p. 107). Con las TIC, han variado las formas de sociabilidad: la vida social es tanto online como offline, extendiéndose una sobre la otra (Van Dijck, 2016) y las tecnologías digitales son indispensables para vivir en la era de la información e Internet.

Tanto Necuzzi (2013) como Castells (2009) hablan de la convergencia tecnológica como una característica de los medios de comunicación e información actuales. Al aparecer un nuevo medio, el anterior es incluido en el nuevo y, si así no fuera, sigue siendo utilizado de manera simultánea con las nuevas tecnologías (Necuzzi, 2013). La digitalización va de la mano con aquella, permitiendo nuevas maneras de comunicación local-global, favoreciendo la interacción y la autocomunicación de masas (Castells, 2009). En este sentido, Internet y las conexiones inalámbricas son la tecnología clave que ha permitido estos avances. Internet no es sólo una herramienta para desempeñarse en algunas tareas, sino un modo de vida contemporáneo.

Dadas estas condiciones contextuales, se puede decir que hoy la Universidad tiene nuevos desafíos, ya que las tendencias culturales disputan su centralidad como institución del saber legítimo. En la cultura digital, ya no es la única que ofrece formación superior formal, por el creciente número de organizaciones que ofrecen cursos presenciales y a distancia, de mayor o menor duración (Pons, 2018). Varios autores comentan la tensión entre celeridad de los cambios tecnológicos y capacidad de respuesta y adaptación de parte de las instituciones educativas (Cabero Almenara, 2006; Necuzzi, 2013; Núñez, 2017; Maggio, 2018; Kuklinski y Cobo, 2020). Fullan (en Maggio, 2014) entiende que existe una mutua influencia entre cambio estructural y cambio cultural en las instituciones educativas, y sostiene que son menos potentes y duraderas en el tiempo las reformas de reestructuración de las estructuras organizativas y pedagógicas cuando sólo se imponen, que cuando se dan cambios en las maneras de actuar y pensar de los mismos que exigen cambios en las estructuras.

La educación ha sido fuertemente impactada y requiere tomas de decisiones en las universidades, donde se van incorporando nuevas infraestructuras, herramientas digitales y formas de trabajar, tanto en lo pedagógico como en lo político-organizacional. Pons (2018) sostiene que la cultura mediática se va reconvirtiendo e influye en cómo se relaciona la persona con la información y con los productos culturales. Considera que el profesorado es la pieza clave del cambio, aunque reconoce el necesario apoyo institucional. Así, coincide con Maggio (2018), quien convoca, mediante la documentación y análisis de la enseñanza universitaria, a reinventar las clases, innovar en pequeñas porciones. Para ella los estudiantes esperan dicha reinvención ya que significaría un reconocimiento de modo actual de vincularse con el conocimiento. Estar al ritmo de la cultura contemporánea es un desafío necesario, entendiendo que los cambios pedagógicos son lentos, pero que las formas culturales no esperan. Los estudiantes universitarios, al decir de Murden y Cadenasso (2018), despliegan procesos de internalización casi natural de las tecnologías digitales, desarrollando capacidades para procesar nuevas formas de información, marcando una diferencia cognitiva y perceptiva con otras generaciones.

Por todo lo expuesto, son necesarias nuevas habilidades para desenvolverse con soltura en la cultura contemporánea y en los procesos de estudio universitario. Necuzzi (2013) entiende que el desarrollo cognitivo está muy vinculado a las prácticas mediadas, por lo tanto, las TIC son herramientas culturales que afectan las funciones mentales y se constituyen como potenciales ayudas al desarrollo de más amplias competencias. Para la autora, también afectan las formas en que se representa la realidad y se la interviene. Ellas forman parte de la construcción y reconstrucción del conocimiento a partir de que pueden servir como formas diversas de representar los objetos o el conocimiento en sí mismo. Díaz Barriga (2005) las destaca como herramientas semióticas pues no sólo son artefactos o herramientas técnicas que eficientizan prácticas, sino que, al ser utilizadas por una comunidad, modifica cognitivamente a sus usuarios, transformando también sustancialmente la actividad llevada adelante con ellas. Se convierten en medios de transmisión cultural, limitando o ampliando procesos de pensamiento y reflexión de una comunidad.

Las tecnologías no son beneficiosas en sí mismas para el desarrollo de aprendizajes; es en la actividad que median donde se las aprovecha. Para Necuzzi (2013) la alfabetización siempre tuvo que ver con el aprendizaje de las herramientas necesarias para el desempeño en una cultura simbólica-letrada. Actualmente, estar alfabetizado incluye también el desarrollo de habilidades y competencias para el manejo de la red en la cultura digital. La autora diferencia entre un conjunto de saberes técnicos: por un lado, las competencias TIC funcionales para el uso eficiente de las herramientas y, por el otro, las competencias TIC para el aprendizaje donde se agregan las que trabajan con el uso reflexivo y creativo de las mismas. Tanto ella como Desmurget (2020), plantean que hay evidencia acerca de cómo las características individuales y sociodemográficas de los estudiantes influyen en el tipo de uso que dan a las tecnologías y cómo eso afecta el beneficio que pueden obtener de ellas, habiendo diferencias entre los jóvenes de clases populares y los mejor posicionados. De este modo, el provecho educativo de las TIC depende del acceso a equipamiento, la modalidad de interacción y la capacidad de usar las oportunidades que habilitan.

El último autor sostiene que existe una amplia ignorancia de programaciones básicas y otros necesarios conocimientos para uso seguro y autónomo de la red, ya que el hábito de uso de los sujetos jóvenes e infantiles se concentra mayormente en el ocio, la distracción y la diversión, fuera de ellas, evidencian falta de desarrollo de competencias informáticas y digitales. Lo digital requiere nuevas alfabetizaciones que capaciten a los sujetos para actuar como autónomos, críticos y cultos en el ciberespacio, lográndose una ciudadanía digital del siglo XXI, puesto que participan de una cultura multimodal, donde es necesario entre otras cosas, saber producir y analizar el lenguaje audiovisual, dominar el uso de los recursos y lenguajes informáticos o buscar, seleccionar y reconstruir información (Nacuzzi, 2013).

En este estudio, se mira a los estudiantes universitarios avanzados, que son quienes están cursando las últimas materias o realizando los últimos trabajos para finalizar su carrera y se entiende que su proceso de estudio no es aprendizaje sino el proceso que lo favorece o permite. A su vez, se asume en este trabajo que la enseñanza no produce por sí misma aprendizajes como en relación de causa-efecto (porque hay enseñanza, habrá aprendizajes), sino que hay una dependencia ontológica al decir de Contreras Domingo (1991), es decir al hablar de enseñanza o reflexionar sobre ella el pensamiento se enlaza con la noción de aprendizaje como que quien busca algo lo hace para encontrarlo pero podría no lograrlo. Este autor, tomando a Fenstermacher (1986), afirma que la enseñanza tiene como fin producir las condiciones necesarias para que se produzcan aprendizajes, pero sólo se genera si el alumno asume sus tareas como estudiante. En esta línea, Davini (2009) expresa que el aprendizaje es resultado de un proceso activo, también que requiere la participación social de otros y de los productos culturales mediadores. Señala el esfuerzo que requiere, que no es fácil y muchas veces implica abandonar comportamientos previos para modificarlos de modo duradero, relegando satisfacciones, por ello muchas veces se dan resistencias al aprendizaje.

El desarrollo conceptual anterior permite comprender cómo se relacionan la sociedad y la cultura actuales y las tecnologías como herramientas mediadoras culturales, y cómo dicha relación influye en el desarrollo de la educación universitaria, más allá de la capacidad de abordaje de esta realidad de las casas de estudio. Esto fue necesario discutir ya que el enfoque de este estudio se enmarca en la perspectiva sociocultural vigotskiana. Díaz Barriga (2005) considera que los elementos de la cultura influyen en la relación de los sujetos con la realidad, la cual es, en sus términos, situada. Siguiendo este razonamiento, el aprendizaje siempre está mediado por herramientas físicas/técnicas y signos/herramientas semióticas, las TIC se constituyen en esas herramientas culturales. Es valiosa su perspectiva de cognición situada, pues sin desconocer las habilidades cognitivas individuales, la autora entiende que el conocimiento es un fenómeno social, parte y producto de una actividad conjunta entre los actores y los instrumentos que usan, en el contexto en que se desarrolla.

Es pertinente referir, entonces, qué se entiende por Tecnología Educativa (TE) ya que es el campo disciplinar en el que se desarrolla este estudio. Para ello, se sigue la idea de Edith Litwin, quien lo define como un campo disciplinar de las Ciencias de la Educación:

el cuerpo de conocimientos que, basándose en disciplinas científicas referidas a las prácticas de la enseñanza, incorpora todos los medios a su alcance y responde a la consecución de fines en los contextos socio-históricos que le otorgan significación (Litwin, 1993, p. 26).

Incluye el aspecto tecnológico de los medios y materiales didácticos y su producción, y el aspecto tecnológico gestional en cuanto a la organización de los procesos de enseñanza y aprendizaje, para que sean innovadoras y adaptadas al contexto cultural, económico y político para el que se elaboran. Tiene como objeto a los medios y materiales de enseñanza, entre ellos, las TIC. De este modo, es un espacio de conocimiento pedagógico sobre los medios, la cultura y la educación (Área Moreira, 2009) en el que hacen aportaciones distintas disciplinas de las ciencias sociales. Se encarga de estudiar los procesos de enseñanza y de transmisión de la cultura mediados tecnológicamente en distintos contextos educativos.

Como antecedentes, es decir, investigaciones anteriores que abordan el uso de TIC para estudiar, se encuentran algunos trabajos alrededor de este objeto (los procesos de estudio mediados por tecnologías) que los referidos al uso de TIC para la enseñanza. Esto aún era más notorio antes de la crisis sanitaria, tiempo en que se realizó la salida a campo. Sin embargo, es posible mencionar ciertos trabajos que han aportado al planteamiento del objeto y de la metodología y que colaboran en imaginar próximas profundizaciones de la presente investigación. Por razones de extensión se seleccionaron aquellos considerados más relevantes. Existen abordajes que tienen estrecha relación con el tema planteado en este proyecto y que aportan interesantes ideas y referencias teóricas, no así en la metodología empleada. Fernández Zalazar y Neri (2013), quienes analizan los usos de las TIC en estudiantes universitarios y su relación con las estrategias de aprendizaje y de estudio, a través de una metodología de corte cuantitativa. Su trabajo refiere a la relación entre tecnologías y educación, se centra en los procesos y prácticas de estudio y de aprendizaje mediadas por TIC de estudiantes universitarios. Consideran que las TIC son parte de la cultura actual y que han transformado las prácticas sociales y de producción y circulación del conocimiento, afectando así, las situaciones de educación formal y no formal. Lo que buscan es averiguar en qué medida los estudiantes aprovechan sus capacidades con la tecnología para la educación, entendiendo que no se obtienen beneficios al máximo. Perciben a los estudiantes como reproductores de una cultura académica que no termina de incluir a las TIC con herramientas valiosas para los procesos de enseñanza y aprendizaje.

Linne (2015) desarrolla una investigación sobre el tiempo de Internet 2.0 y las prácticas de jóvenes universitarios de la ciudad de Buenos Aires, lo realizó en dos Facultades de la Universidad de Buenos Aires. Como estudio exploratorio, utilizó instrumentos de corte cualitativo y cuantitativo, en diferentes etapas. Realizó observaciones durante dos meses y más de 100 entrevistas a estudiantes jóvenes. Finalizó con entrevistas a docentes, y ya en 2014, aplicó una encuesta vía correo electrónico y sitios de redes sociales a estudiantes de estas mismas facultades, llegando a 204 encuestas. Sus resultados y conclusiones nos permitieron pensar en algunas preguntas sobre nuestro trabajo antes de salir a campo.

Los abordajes de Núñez y Aguirre (2018) y Núñez y Ayala (2018) tratan sobre la influencia en la inclusión de las TIC, en los procesos de estudio de los universitarios. La metodología consistió en encuestas exploratorias en el año 2017, a 16 estudiantes identificados a partir del cursado de materias de un Profesorado de la Facultad de Humanidades y de una Licenciatura de la Facultad de Artes, Diseño y Ciencias de la Cultura (último año del plan de estudios e ingresantes, respectivamente) de la Universidad Nacional del Nordeste. Este estudio es un antecedente de investigación en el mismo contexto universitario que la investigación desarrollada en este artículo. Se valora el aporte para la elaboración de los instrumentos y que los resultados a los que arribó nutrieron el modo de analizar los datos obtenidos en el presente trabajo.

Por su parte, Irisarri, Mera y Carcelén (2019) estudian el uso del móvil entre los universitarios madrileños. Utilizan una metodología cuantitativa, encuestas a estudiantes, siendo interesante que, para formular las encuestas, previamente se reunieron con estudiantes. Dicha decisión fortaleció la idea llevar adelante la recogida de datos mediante sesiones grupales, antes de intentar entrevistas individuales. Se tomaron muchos casos de universidades privadas y públicas, diferentes carreras y niveles (desde estudiantes ingresantes hasta próximos a egresar). Como resultados obtienen tipos de usos y perfil/tipología de estudiantes en relación con las universidades, carreras y gestión del celular al momento de estudiar y estar en clases (conscientes-responsables y los inconscientes-irreflexivos). Concluyendo, se encuentran diversidad de trabajos, enfoques y metodologías utilizadas para investigar los procesos de estudio universitario mediados por TIC.

METODOLOGÍA

La metodología es de corte cualitativo, debido a la naturaleza del objeto y la intención de interpretación y producción de conocimiento. Respecto a la investigación en Tecnología Educativa, Carina Lion (2006), advierte que el modelo artefactual de la investigación en este campo, de los setenta y con predominio del instrumentalismo, necesariamente en la actualidad da lugar a nuevas perspectivas, por lo que la investigación se enmarca en un enfoque crítico de la educación, en la que el contexto histórico, político y socio-cultural, junto con las características particulares de los sujetos a estudiar, son los ejes.

La población estuvo constituida por los estudiantes avanzados del Profesorado en Ciencias de la Educación, de la Facultad de Humanidades, y la Licenciatura en Artes Combinadas, de la Facultad de Artes, Diseño y Ciencias de la Cultura, de la UNNE. Es oportuno aclarar que, en el marco del estudio se consideran estudiantes avanzados a quienes se encuentran cursando las últimas materias correspondientes al cuarto y/o quinto nivel, o realizando los últimos trabajos para finalizar la carrera de grado. Se previeron como técnicas de investigación, a) Grupos focales con estudiantes avanzados cursantes de las asignaturas Pasantía y Memoria y Taller de Tesina de las carreras arriba mencionadas; y b) Entrevistas en profundidad a informantes clave, seleccionados según criterios (representación de varones y mujeres; predisposición a informar; riqueza del contenido de las intervenciones; nivel de avance en la carrera, interesando aquellos que estén más avanzados pues serían los más habituados a unas formas particulares de usar las TIC en su proceso de estudio y los más cercanos a una inminente inserción laboral.).

Los hallazgos expuestos respecto de las dificultades aparejadas al usar TIC para estudiar, son iniciales categorías formuladas a partir del diálogo entre datos empíricos y marco de referencia, que como parte del proceso de análisis incluyó la revisión de aspectos recurrentes y excepcionales en las respuestas, su agrupación en cuadros comparativos, elaboración de esquemas, etc. Dichos hallazgos corresponden a los datos obtenidos en la primera salida a campo, los grupos focales, una técnica cualitativa de recolección de datos que busca hacer emerger los significados e interpretaciones de los sujetos, sin hacer con ellas derivaciones generalizables. Hamui-Sutton y Varela-Ruiz (2012) la definen como “una forma de entrevista grupal (...) particularmente útil para explorar los conocimientos y experiencias de las personas en un ambiente de interacción, que permite examinar lo que la persona piensa, cómo piensa y por qué” (p.56). Las mismas fueron grabadas, filmadas y registradas mediante notas manuscritas. Se llevaron adelante con una guía de preguntas que sondeaba acerca de las concepciones sobre el proceso de estudiar de los estudiantes, qué herramientas tecnológicas utilizan en ese proceso, para qué las usan, por qué recurren a ellas, en qué situaciones, de qué modo, cuáles utilizan cuando trabajan con otros y cómo, qué beneficios o qué obstáculos les representan utilizarlas, entre otros aspectos. Con este material se desarrollaron las siguientes actividades: transcripción de los audios; visionado de las filmaciones; evaluación de los resultados del cambio en la técnica de recolección de información, de encuestas a grupo focal; elaboración de los criterios a tener en cuenta para la selección de los informantes de las entrevistas en profundidad. En un trabajo anterior2 se analizó la experiencia de utilización de la técnica como primera salida a campo.

DIFICULTADES APAREJADAS AL UTILIZAR TIC EN LOS PROCESOS DE ESTUDIO

Los estudiantes universitarios avanzados las utilizan por diferentes motivos; se pueden agrupar en tres grandes categorías: realizar trabajos académicos; por sus ventajas tecnológico-instrumentales y para comunicarse con otros en el marco de sus tareas específicas. Finalmente, los estudiantes de ambas carreras, consideran algunas dificultades aparejadas al utilizar TIC en sus procesos de estudio. Las mismas se perciben como desventajas u obstáculos, pues tienen que ver con todo aquello que vaya en contra los beneficios y ventajas identificados (economía en tiempo y dinero en traslados e impresiones/fotocopias u otros materiales; inmediatez en accesibilidad a información y circulación de archivos; ubicuidad; comunicación instantánea y diferida; entre otras). Ejemplo, no contar con una buena conexión a Internet retrasa el tiempo de búsqueda y circulación de archivos, perjudicando la inmediatez, la cual es un beneficio de usar TIC al estudiar. Las dificultades tienen que ver con los dispositivos y sus fallas, la calidad de la conexión a Internet, las competencias más o menos desarrolladas que requieren ciertos programas/aplicaciones digitales y la disciplina para estudiar. Manifiestan entonces cuatro aspectos obstaculizadores a considerar para la utilización de TIC en los procesos de estudio: equipamiento (disponer de los dispositivos); infraestructura en conectividad en la facultad y en el hogar (contar con red eléctrica y suficientes tomas corriente, servicio de Internet, espacios adecuados a la cantidad y tipo de demanda estudiantil, etc.); competencias tecnológico-digitales; y una actitud indisciplinada de estudio, dado que es percibido como desventaja la facilidad para caer en distracciones al utilizar dispositivos móviles (computadoras portátiles, tablets o celulares), con mayor intensidad al conectarse a Internet pues permite navegar y gestionar redes sociales.

A continuación, se presentan fragmentos de intervenciones que se identifican por carrera a través de LAC (Licenciatura en Artes Combinadas) y PCE (Profesorado en Ciencias de la Educación), y a su vez, letras en minúsculas señalan el estudiante que aporta la cita.

1. Equipamiento

Aparecen cuestiones vinculadas al costo monetario de los dispositivos, su reparación o reposición en caso de daño o pérdida, y de las licencias a pagar para utilizar programas. Además, sostienen que los equipos disponibles en las facultades, no son de calidad o están dañados. Los estudiantes manifiestan no contar con recursos económicos para solventar situaciones imprevistas como éstas. Evidencian preocupación para preservar dispositivos que, de faltar (por rotura, extravío, robo) o deteriorarse, no serán repuestos inmediatamente. Algunos estudiantes se expresan de las siguientes maneras.

Si uno se tiene que juntar en una casa de un compañero, que por ahí no tiene computadora y el tema de la seguridad de llevar tu computadora y te da cosa la cuestión de la seguridad en la calle, que no lo roben y demás, yo creo que por ahí es algo que cuesta en ese sentido (PCE b)

Entre las dificultades también están económicos en el sentido de que tengo que pagar si tengo que arreglar algo. Como buen estudiante uno va administrando su plata y si la computadora tengo que mandarla al técnico son $500, $600 o $900 que por ahí no lo tenés en el momento y no contabas con ese gasto. Y si se te funde la computadora, estar un mes sin la computadora es prácticamente mortal para un estudiante porque todos los trabajos los hacemos con la computadora, toda la información nos mandamos por ahí, quizás zafamos un poco con el celular pero no es lo mismo y aparte que todos los programas se pagan (…) el Word necesita licencia, el Adobe Reader necesita licencia, el Windows necesita licencia, entonces creo que eso también es una dificultad, que no todos cuentan con la posibilidad de poder mandar a un técnico, incluso tampoco tienen la posibilidad de tener internet con la computadora (PCE d)

Es una cuestión tomada seriamente pues advierten la dependencia cada vez mayor que se genera dado que todos los trabajos se realizan por computadora, según el formato solicitado para entregarlos, y se almacenan allí constantemente. De no contar con los dispositivos o cualquier fallo en este sentido es tomado como perjuicio en el avance de sus estudios. En el caso de Artes, se vincula también a posibles pérdidas de producciones artísticas de autoría.

No solamente como estudiantes sino también nosotros como artistas, tenemos registros de toda la vida. En mi caso de fotografías que, si yo pierdo la memoria del tera (terabyte = 1000 GB de datos), que yo comparto en memoria externa, me muero porque ahí está un montón de lo que produje en otros espacios, en otros lugares, en mis viajes, que probablemente lo pierda y ya está. (…) Por eso hay que asegurarse ¿no? y hacer copias permanentemente del material, bajar, subirla a internet (LAC f)

En la era contemporánea los dispositivos tecnológicos móviles están altamente naturalizados para el desarrollo de las actividades cotidianas. Los estudiantes los adoptan como sus herramientas para estudiar y la falta de ellos interrumpen sus ritmos de estudio, demostrando cuán arraigados están como extensiones funcionales del estudiante del siglo XXI. Ya se había mencionado que las TIC no son la causa de la Globalización sino sus motores (Área Moreira, 2009) y cómo han aportado, junto con demás cambios organizativos e institucionales, a la transformación de la vida diaria (Castells, 2016); entonces es natural que, considerados parte de la cultura y el oficio estudiantil, abonen al síndrome de la impaciencia tan característico de la actualidad (Bauman, 2007) y desemboquen en un síndrome de impaciencia estudiantil pues la interrupción de los planes calculados para un período de tiempo es intolerable y percibido como pérdida. De este modo es posible explicar tal dependencia, el mundo ya no está organizado para producir y funcionar sin mediación informática y digital y en períodos de largo plazo. Sólo quienes puedan acceder a las herramientas culturales contemporáneas y manejar sus valores tendrán más oportunidades de participar en el desarrollo económico local y global, pues antes de estar alfabetizado digitalmente es preciso contar con el equipamiento que soporta los nuevos lenguajes.

2. Infraestructura en conectividad

En este apartado se valora la posibilidad de los estudiantes de conectarse a internet, tanto en sus hogares como en la facultad a fin de completar tareas de estudio. En lo referente a sus domicilios, consideran importante el costo monetario de abonar el servicio que a veces se ve obstaculizado en tormentas eléctricas o cortes de parte de la empresa proveedora en sus hogares, pero no se extienden mucho más en hablar de la infraestructura domiciliaria durante las sesiones focales. Acerca de las instalaciones de las facultades, en general hacen una lectura negativa acerca de las posibilidades que brindan en cuanto a equipos y conectividad para aquellos que no cuentan con ello por diferentes motivos. Se extienden más y expresan que suelen estar ocupadas, siendo muy pocas para toda la demanda estudiantil; si las hay disponibles, no todas tienen conexión a internet o están dañadas (por virus informáticos, por ejemplo, por lo que evitan conectar pendrives) o son lentas, entre otras quejas. En cuanto a la Facultad de Artes, hay aparatos disponibles (específicos de carreras artísticas como cámaras fotográficas) que se ofrecen los estudiantes en calidad de préstamo aunque no son suficientes y entienden que es engorroso el camino administrativo para solicitarlos, lo que retrasa plazos de entrega. Algunas citas reflejan estas afirmaciones.

El caso en que se te rompa la computadora y necesites utilizar por ejemplo las que disponemos acá en la facultad, ya sea en la Biblioteca de Humanidades o en la Central, siempre están ocupadas, pocas veces tienen internet, están llenas de virus o no andan digamos... andan muy lento también. Esos son otros inconvenientes también al momento de usar computadoras disponibles para todos (PCE a)

Sí, acá contamos con equipos, hay algunos, pero obviamente no para todos porque somos un número elevado de alumnos, más o menos somos 40 o 30 alumnos en una materia, entonces es imposible darle una a cada uno pero sí se pueden brindar algunos y luego después cada uno tiene que resolverlo de forma particular. (…) igual la facultad presta los equipos, tenés que hacer todo un protocolo por escrito, pero te prestan (LAC f)

Una contra podría ser entonces que por ahí no está preparada la facultad digamos como para el uso ideal de las tecnologías que aplicamos acá dentro (LAC e)

La comunicación inalámbrica es la forma predominante de comunicación, y la difusión global de internet depende de la capacidad para conectarse desde un dispositivo inalámbrico/móvil. Castells (2009) sostiene que Internet y las comunicaciones inalámbricas son medios de comunicación interactiva, atendiendo a que los de comunicación tradicionales (radio, televisión, periódicos) permitían sólo comunicación unilateral. Opina que un nuevo paso de la convergencia tecnológica es la correlación entre las primeras, multiplicándose los puntos de acceso a Internet gracias a redes de conectividad, aplicaciones y dispositivos móviles. Para el autor, ya existe la posibilidad tecnológica de una red de banda ancha inalámbrica casi ubicua que incrementaría las posibilidades de comunicación multimodal de todo tipo de información, ubicuamente y entre todos los habitantes del planeta. Sin embargo, para que funcione como red global tiene que construirse la infraestructura adecuada e implantarse una regulación propicia, nacional e internacionalmente (Castells, 2009). Se respalda así esta queja de los estudiantes de no contar con el equipamiento necesario, la infraestructura eléctrica y de conectividad pues los dispositivos e Internet devienen en necesidades contemporáneas imperiosas para las actividades cotidianas, entre ellas estudiar y producir. Aún hace falta reglamentaciones que reconozcan esta necesidad, en diferentes niveles institucionales, como a nivel nacional y de las universidades, aunque en el presente se sabe que se están dando pasos en este sentido.

Por lo tanto, de la mano de estas TIC, el modelo de la comunicación y la información ha cambiado y con ello las maneras de pensar y construir el mundo. A esto se debe la importancia otorgada por los estudiantes de disponer de dispositivos, tener solvencia económica de repararlos o renovarlos según lo requieran y contar con infraestructura adecuada para utilizarlos cómodamente. Son agentes culturales, consumidores y productores en Internet, con necesidad de vivir en su mundo cultural-digital contemporáneo. Contar con Internet es fundamental y un derecho reconocido (Murden y Cadenasso, 2018) pues no sólo es una herramienta externa para desempeñarse académica o profesionalmente, sino que las personas en el mundo hoy viven con y en Internet, efecto de una revolución mental y cultural (Baricco, 2019).

Finalmente, se debe tener en cuenta que el aprendizaje con TIC está relacionado a la voluntad personal del estudiante y también a condiciones institucionales y pedagógicas específicas: el acceso adecuado a recursos TIC; que los profesores las integren al currículum y a la experiencia universitaria; y condiciones institucionales favorables al uso de las mismas, a nivel de gestión institucional como condiciones de infraestructura y apoyo formal e informal al profesor, y en un nivel mayor con políticas ministeriales de guía y apoyo a las prácticas docentes (Necuzzi, 2013). Por todo ello es necesario que se sigan teniendo en cuenta planteamientos y toma de decisiones favorecedoras de las condiciones institucionales universitarias para uso pedagógico de TIC y dispositivos para el arte, dado que los estudiantes explicitan que las tareas académicas las conllevan y en la facultad no siempre se garantizan condiciones óptimas de trabajo estudiantil.

3. Competencias tecnológicas-digitales

A los estudiantes les lleva un tiempo extra aprender a utilizar las herramientas tecnológicas digitales desconocidas para realizar trabajos, lo cual es percibido como una dificultad, sobre todo por los estudiantes del profesorado. Para ello, se sirven de tutoriales, se ayudan entre sí o consultan a profesores. Dichos estudiantes consideran no tener desarrolladas competencias informáticas y digitales básicas, y se quejan por las veces que sus docentes no consideran la posibilidad de desconocimiento estudiantil, el tiempo de familiarización con TIC o que no les enseñen a usar las tecnologías que les requieren. En sus expresiones aparece así plasmado.

Es un desafío enseñar a utilizar las TIC por ejemplo si nosotros llegáramos a trabajar en algún lugar, y tuviésemos que utilizar el aula virtual como profesores sería una prueba, ensayo y error, porque yo no sé configurar el aula virtual, apenas sé entrar como estudiante (…) esas cuestiones deberían ser enseñadas (…) que existan otros espacios para poder aprender a utilizar esto y apropiarse de estas herramientas para poder hacerlas útiles en nuestro trabajo y en nuestros procesos como estudiantes (PCE d)

No todo el mundo sabe usar los programas, por ejemplo Excel (…) cuando aprendimos en Informática (una acreditación obligatoria en el Profesorado), y vino el parcial, el profesor me dijo ‘haceme tal ejercicio pero de la otra forma’, yo pensé ‘qué otra forma hay, esta es la única que yo conozco’, y me mostró la última versión de Excel del 2018 que tenía esa función (…) me dijo ‘todo está todo bien pero te voy a poner un puntito menos porque esto es nuevo, esto tenés que saber’ (…) yo creo que las TIC se toman como algo que cada uno tiene que aprender, que cada uno se tiene que amañar, ver cómo utilizar todas las cosas, y acá en la universidad no se tiene en cuenta (…) dan por sentado que todo el mundo sabe y que todo el mundo tiene computadora (PCE e)

Los jóvenes universitarios no necesariamente utilizan de manera eficaz y pertinente las tecnologías digitales e informáticas, aunque reconocen que es necesario para su desempeño como estudiantes. Desmurget (2020) verifica en los nativos digitales una amplia ignorancia de programaciones básicas y usos competentes de diferentes procesadores y otros necesarios conocimientos para uso seguro y autónomo de la red ya que el hábito de uso de los jóvenes e infantes se concentra especialmente en el ocio, la distracción y la diversión. Los jóvenes giran en torno a actividades lúdicas y básicas tales como redes sociales, videojuegos, comercio electrónico, SMS, videoclips, vídeos, películas, series, etc, que no forman competencias en este sentido. Cuando no se trata de ellas muestran la falta de desarrollo de competencias informáticas y digitales. Esto se refleja en los reclamos que hacen los estudiantes, sobre todo del profesorado. Es una situación aún más grave si se considera que se suele solicitar creatividad a los estudiantes, para lo cual primero deben conocer la ejecución técnica de instrumentos o herramientas tecnológico-digitales.

En estas citas se evidencia la necesidad de aprendizaje técnico de TIC previo a su utilización crítica y producción creativa de contenido. Los estudiantes lo solicitan para poder desenvolverse sin pérdida de tiempo al realizar las actividades propuestas. De acuerdo a Necuzzi (2013), las TIC tienen un impacto amplio en los aprendizajes de los estudiantes, entre los que se encuentra la motivación, la alfabetización digital y el desarrollo de habilidades cognitivas transversales de orden superior. Ella diferencia entre las competencias TIC funcionales necesarias para el uso eficiente de las herramientas, y las competencias TIC para el aprendizaje, donde se agregan las que trabajan con el uso reflexivo y creativo de las mismas, las que se relacionan con el desarrollo cognitivo de estructuras de orden superior. Para la autora la lectura y escritura crítica de y en los medios son igual de importantes, para las cuales se requieren procesos de alfabetización digital. No alcanza con el aprendizaje de los aspectos técnicos, sino que debe existir uso reflexivo que denote las modificaciones cognitivas y sociales que conlleva la utilización de TIC. Ciertamente aún existe un camino a recorrer en este sentido, desde las propuestas docentes o los espacios universitarios extracurriculares que acompañen a los estudiantes en la formación de competencias digitales y sentido crítico de su utilización.

4. Indisciplina al utilizar TIC para estudiar

Los estudiantes refieren a que trabajar con TIC les provoca la tentación de distraerse, y opinan que es diferente cuando trabajan sin ellas, se concentran más y mejor. Las computadoras y celulares, y sobre todo estos últimos, son fuente de dispersión al momento de estudiar, situación facilitada porque la herramienta permite la multitarea. Los estudiantes de ambas carreras explican que a veces deben hacer méritos para concentrarse, y toman algunos recaudos para disminuir la tentación.

Para estudiar no suelo usar el celular porque personalmente me distrae mucho, porque por ahí leo y me llega un WhatsApp o me llega una notificación del Facebook y pierdo la concentración en leer algún texto, un autor, y trato por lo general de no usar el celular más que para ver consignas (PCE b)

Al trabajar con la computadora más cuando la materia a vos te aburre y se te vuelve cansador, o justo ese autor no te llega lo que lees, necesitas mucho autocontrol, más si estás conectado a internet (PCE a)

Las pantallas son fuentes de dispersión de la concentración al permitir la multitarea pues si bien los estudiantes pueden estar revisando las consignas de un trabajo o repasando notas en el celular, cuando aparece un mensaje de texto, una notificación de red social o de una nueva aplicación, automáticamente pueden distraerse ya que ni siquiera debe usar el ratón de la computadora para acceder con un clic; un simple movimiento dactilar lo mueve del mundo del estudio al del ocio recreativo. Desmurget (2020) evalúa resultados de investigaciones y afirma que las pantallas son fuente de distracción cuando se incluyen en propuestas de clase para los más pequeños, en este caso los universitarios refieren a un esfuerzo por no distraerse y pueden sortearlo mejor al ser adultos. El autor señala, además, que la gran mayoría de los jóvenes son consumidores y no productores de contenido. Es necesario sopesar esto último cuando se solicita a los estudiantes crear/producir con TIC ya que así se comprende su natural frustración o resistencia al tener que entregar elaboraciones originales que conllevan procesos complejos de pensamiento y construcción que no son habituales en sus consumos culturales.

Se supone que toda propuesta docente que busca aprendizajes genuinos y profundos consiste en solicitar producciones estudiantiles de elaboración, ejecución, procesos de pensamiento o demostraciones, donde se pone en juego el esfuerzo por estudiar y comprender. Davini (2008) sostiene que el aprendizaje es resultado de un proceso activo y social en un contexto material y social propicio. Argumenta que si bien se lo suele pintar como un proceso alegre por sus resultados valorables éticamente, pareciera ser que no conlleva situaciones negativas o frustrantes para quienes aprenden o, como en este caso, para quienes estudian.

Es importante reconocer que aprender no es una tarea fácil, requiere de ciertos esfuerzos y que muchas veces implica abandonar comportamientos previos (la tranquilidad y la satisfacción con lo conocido) para quienes aprenden. Aprender significa beneficiarse o ganar algo, pero también, representa un trabajo y, en cierta forma, perder algo. Comprender esta realidad puede ayudar a entender las denominadas resistencias a aprender, que muchas veces son enunciadas por quienes enseñan (Davini, 2008 p. 40)

Los aprendizajes no se dan por voluntad docente ni por excelentes estrategias de enseñanza, aunque sean condiciones favorecedoras, sino por la acción de estudiar. Continúa vigente Contreras Domingo (1994), quien expresa que la correlación entre enseñanza y aprendizaje “puede explicarse como resultado de que el profesor modifica las habilidades del alumno para actuar como tal, es decir, para realizar las tareas de alumno. El aprendizaje, por consiguiente, es resultado de asumir y desempeñar el papel de alumno” (p. 6).

El autor entiende que las tareas de enseñanza se relacionan con proporcionar instrucciones al estudiante sobre cómo realizar las tareas de aprendizaje. Esto a su vez implica un esfuerzo, una disposición voluntaria del estudiante a realizar diferentes actividades que influyan en su capacidad de comprender contenidos y retenerlos en la memoria, es un trabajo que demanda intención de su parte. En esta línea, Desmurget (2020) expresa que es posible modelar la disciplina de estudio en el tiempo. Los deberes escolares en principio facilitan asimilar y memorizar contenidos y a largo plazo permiten desarrollar disciplina y autorregulación imprescindibles para el éxito académico (hasta el superior), pues “nadie nace siendo aplicado, estudioso o capaz de anteponer lo esencial (por ejemplo, terminar una redacción) a lo secundario (por ejemplo, practicar videojuegos o chatear en Facebook), sino que aprende a serlo” (“Al final siempre sale ganando el uso idiotizante”, parr. 3).

Entonces se podría decir que el hecho de que se incluya TIC más o menos genuinamente en las propuestas didácticas es de relativa importancia, puesto que lo que se requiere inexorablemente es la disciplina del estudiante. Ésta sería una razón de buen peso que explicaría por qué los universitarios rechazan actividades que incluyen TIC. No es el hecho de que impliquen su uso, sino de que sean tareas. A su vez son percibidas como más o menos frustrantes según deban primero familiarizarse con ellas o no antes de trabajar; no sucede lo mismo en los casos que ya las utilizan habitualmente, ahí no representan dificultades. Se puede afirmar que los estudiantes no desean usar TIC en entornos educativos obligatorios ya que si se trata de inclusiones genuinas al decir de Maggio (2018), significan un esfuerzo, de comprensión y creación.

Entonces, aquí se revisa uno de los supuestos de sentido de esta investigación, no es que precisamente los estudiantes no quieren usarlas solamente porque los docentes no hacen propuestas acordes a los usos familiarizados de TIC de sus estudiantes, sino que, al tratarse de tareas académicas, siempre implicarán esfuerzo cognitivo y voluntad personal. Se trata de una situación compleja que tal vez se explique por varias razones que dan cuenta de por qué los estudiantes pueden sentirse desanimados para usarlas en sus procesos de estudio cuando así lo requieren los docentes. No obstante, muestran interés y señalan usar TIC espontáneamente, aunque no fueran aún demasiado disruptivos respecto de formas tradicionales. Ello evidencia una apropiación cultural y una esperanza pedagógica.

CONCLUSIONES

El presente artículo da cuenta, al menos en parte, de cuáles son las dificultades que identifican los estudiantes universitarios avanzados al utilizar las TIC para estudiar en 2019. Aquéllas tienen que ver con los dispositivos y sus fallas, la calidad de Internet, las competencias más o menos desarrolladas que requieren los usos de ciertos programas y aplicaciones digitales, y la indisciplina para estudiar. Es decir, existen cuatro aspectos a considerar al usar TIC en los procesos de estudio: equipamiento; infraestructura; competencias tecnológico-digitales; y una actitud disciplinada de estudio.

De la mano de las TIC, el modelo de la comunicación y de la información ha cambiado y con ello las maneras de pensar y construir el mundo. A esto se debe que sea fundamental para los estudiantes disponer de buenos dispositivos, tener la solvencia económica de repararlos o renovarlos según lo requieran y contar con infraestructura adecuada para utilizarlos. Son agentes culturales, consumidores y productores de contenidos en Internet, con necesidad de vivir en su mundo cultural-digital contemporáneo, por lo que la conexión a internet es crucial, volviéndose un derecho reconocido. Si bien el aprendizaje es un proceso intencional y voluntario de cada persona, se ve enormemente favorecido en un marco institucional y pedagógico propicio por lo que, en contextos de cultura de la conectividad, las instituciones deben tener en cuenta planteamientos y toma de decisiones favorecedoras de la utilización de TIC, incluyendo conexión a Internet, puesto que se podría pensar que en la facultad no siempre se garantizan condiciones óptimas de trabajo estudiantil mientras que como institución educativa debe acompañar la formación del profesional ciudadano del siglo XXI.

Los estudiantes reconocen que hay herramientas TIC que no saben utilizar técnica ni semánticamente (Díaz Barriga, 2005) y se constituye en una dificultad o desventaja, sobre todo para los del PCE, insumir tiempo de familiarización con las mismas para cumplir consignas de actividades que las implican, retrasando la entrega de trabajos. Para ello se sirven de tutoriales, se ayudan entre sí o consultan a profesores. Los jóvenes universitarios consideran no tener desarrolladas competencias informáticas y digitales básicas, y se quejan por las veces que sus docentes no consideran dicho desconocimiento y por la falta de enseñanza sobre uso de TIC cuando las tareas las requieren. Se evidencia la necesidad de espacios para plantear objetivos transversales en los planes de estudio sobre el desarrollo de competencias digitales en los estudiantes para un mejor desenvolvimiento en el presente y el futuro tanto para su función profesional como para la formación continua. No alcanza con el aprendizaje de los aspectos técnicos, sino que debe existir uso reflexivo que denote las modificaciones cognitivas y sociales que conlleva la utilización de TIC (Necuzzi, 2013). Aún existe un camino a recorrer en este sentido, desde las propuestas docentes y espacios universitarios extracurriculares que acompañen en la formación de competencias digitales y sentido crítico de su utilización.

Se puede aproximar una explicación a la reticencia de los estudiantes a propuestas pedagógicas con TIC en 2019, de la que ya se había escrito antes. Incluir TIC más o menos genuinamente en las actividades es de relativa importancia, ya que lo imprescindible es el compromiso del estudiante con su propio proceso de estudio, lo que se identifica como otra dificultad aparejada, construir y sostener una actitud disciplinada para estudiar. Las tareas son percibidas como aún más frustrantes cuando además deben familiarizarse con las herramientas, pero son resueltas sin mayores problemas en los casos que ya las conocen. Lo anterior permite revisar un supuesto de sentido de la investigación, si bien los docentes en reiteradas ocasiones están lejos de hacer propuestas acordes a los usos cotidianos de TIC de sus estudiantes, éstos muchas veces podrían rechazar actividades pedagógicas que las incluyen por el mero hecho de tratarse de tareas académicas, implican esfuerzo cognitivo y voluntad personal. Se trata de una situación compleja que tal vez se explique por varias razones que dan cuenta de por qué los estudiantes pueden sentirse desanimados para usar TIC en sus procesos de estudio cuando así lo requieren los docentes, cuando es obligatorio. No obstante, muestran interés y usan TIC espontáneamente para estudiar, aunque no fueran demasiado disruptivos respecto de formas tradicionales. Ello evidencia una apropiación cultural y una esperanza pedagógica, por lo que el desafío está en construir propuestas pedagógicas ricas en más de un sentido, con inclusión genuina de TIC (Maggio, 2018) pues implicarán tiempo y esfuerzo. Estudiar vale la pena cuando se comprende que el producto del esfuerzo es útil para la formación profesional y personal, valioso en el presente y el futuro.

Comprender el tema en cuestión puede aportar a la revisión de propuestas pedagógicas docentes para que contemplen las situaciones analizadas y se abran reflexiones que pueden ser de interés institucional (recursos, infraestructura, planes, etc. a realizar). La pandemia se ha llevado mucho y ha puesto en evidencia diversas problemáticas sociales y educativas en general, y otras se sumaron. Importa tomar en cuenta las dificultades previas a ella y que de alguna manera no favorecen los procesos de estudio de los profesionales en formación. El fin es combatirlas con diferentes estrategias y haciendo las alianzas necesarias, distinguiendo dificultades u obstaculizadores estructurales de coyunturales. En la nueva normalidad, luego de experiencias educativas a distancia en las que se aceleraron procesos de inclusión de TIC, es posible tal vez identificar ciertos aprendizajes entre docentes, administradores y estudiantes universitarios, dando pie a una nueva investigación. Visibilizar las problemáticas previas y las nuevas puede ayudar a tomar consciencia de las órbitas de responsabilidad de cada parte para tomar decisiones pertinentes. A nivel personal de los estudiantes y docentes, y a nivel institucional de las facultades y políticas públicas, con el fin que a todos moviliza, construir condiciones óptimas y de calidad a fin de enseñar, estudiar y aprender y formar profesionales y ciudadanos del siglo XXI. En la sociedad de la información y el conocimiento, los territorios con ciencia, arte, tecnologías y personal calificado son las zonas de riqueza económica y cultural, asunto al que seguramente atiende una universidad situada en una de las regiones más pobres del país.

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Notas

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2. Romero, M. N. y Nuñez, P. M. (2022) La experiencia de recolección de información empírica con la técnica de Grupos Focales. El caso de una investigación en el Campo de la Tecnología Educativa, en la Facultad de Humanidades-UNNE. Revista del Instituto de Investigaciones en Educación (RIIE), 13(17) 24-39. DOI: http://dx.doi.org/10.30972/riie.13176138
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