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Cómo citar este artículo: Tarditi, L., Yuni, J., Urbano, C. (2022). Brechas de edad y género en el aprendizaje de tecnologías digitales de personas mayores. Contextos de Educación 32 (22).

Brechas de edad y género en el aprendizaje de tecnologías digitales de personas mayores

Age and gender gaps in the learning of digital technologies of older people

Liliana Tarditi*, José Yuni**, Claudio Urbano**

lilianatarditi@gmail.com

*Universidad Nacional de Río Cuarto, República Argentina.

** Universidad Nacional de Catamarca - Universidad Nacional de Villa María

República Argentina.

Resumen

La apropiación de las tecnologías digitales se entiende como un proceso complejo y diverso que se presenta como una oportunidad para el ejercicio de los derechos y el empoderamiento de las Personas Mayores (PM). El objetivo de este estudio es determinar las diferencias intrageneracionales y de género en el acceso, uso y sentidos asignados a las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). Método: cuantitativo, descriptivo y correlacional, de corte transversal. Se conformó una muestra intencional, no probabilística de 157 PM que participan de organizaciones educativas de/para adultos/as mayores de Río Cuarto (Argentina), cuyas edades oscilan entre 50 y 85 años de edad. Se cubrieron cuotas de representatividad de género y grupos de edad. El instrumento sobre usos y sentidos de las TIC se realizó ad-hoc, utilizando cuestionarios autoadministrados. El análisis de los datos se efectuó con el software SPSS. Los hallazgos de este estudio evidencian la existencia de la brecha digital en sus tres niveles: acceso, inclusión y usos avanzados. Dicha brecha aumenta conforme se intensifica el uso de Internet y se destaca que a mayor edad, menor uso de las TIC. A la brecha generacional, se suma la brecha digital de género. La mujer ha tenido y sigue teniendo más dificultades para acceder al mundo digital. No obstante, es quien reconoce mayor diversidad de beneficios y realiza una diversidad de usos de las TIC.

Palabras clave: Aprendizaje; Tecnologías digitales; Género; Envejecimiento; Inclusión digital.

Abstract

The appropriation of digital technologies is understood as a complex and diverse process that is presented as an opportunity for the exercise of rights and the empowerment of Older People (PM). The objective of this study is to determine the intragenerational and gender differences in access, use and meanings assigned to Information and Communication Technologies (ICT). Method: quantitative, descriptive and correlational, cross-sectional. An intentional, non-probabilistic sample of 157 PMs who participate in educational organizations of / for older adults from Río Cuarto (Argentina), whose ages range from 50 to 85 years old, was formed. Representative quotas for gender and age groups were covered. The instrument on uses and meanings of ICT was carried out ad-hoc, using self-administered questionnaires. Data analysis was carried out with SPSS software. The findings of this study show the existence of the digital divide at its three levels: access, inclusion and advanced uses. This gap increases as the use of the Internet intensifies, and it is worth noting that the older the age, the less the use of ICT. Added to the generation gap is the digital gender gap. Women have had and continue to have more difficulties accessing the digital world. However, it is the one who recognizes the greatest diversity of benefits and makes a diversity of uses of ICT.

Key words: Older People; Learning; Digital technologies; Gender; Aging; Digital inclusion.

Introducción

En una sociedad sujeta a veloces transformaciones, donde la presencia de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (en adelante TIC) se ha convertido en una condición determinante para la realización de actividades de la vida cotidiana, continuar aprendiendo es una necesidad para ser/sentirse parte del presente.

El aprendizaje en las personas mayores (en adelante PM) constituye una actividad compleja a través de la cual se despliega el proceso de humanización, continúa la complejización psíquica y se resignifica la identidad personal y social (Yuni y Urbano, 2016). Esta noción de aprendizaje a lo largo de la vida supone también (entre otras) la adquisición de competencias que le posibiliten al sujeto optimizar su bienestar personal y su vinculación con el entorno social. Es allí, que los usos y sentidos que las PM le atribuyen a las tecnologías digitales adquieren relevancia como variable explicativa de la inclusión digital; y como contenido que fortalece la integración a un orden social de pertenencia en cuanto promueve la adaptación del sujeto a su contexto.

Numerosos estudios revelan que el uso de las TIC optimiza la integración social, promueve el autoaprendizaje y posibilita una mejor calidad de vida para las PM (Agudo Prado, Fombona Cadavieco y Pascual Sevillano, 2013; Del Refugio y González, 2011).

La literatura específica sobre la inclusión digital de las PM se ha centrado mayoritariamente, en el análisis de este grupo etario como un colectivo homogéneo, lo que ha llevado a establecer sus perfiles de comportamiento en comparación con el de otros grupos de edad. De ese modo se invisibiliza la impronta generacional e histórica asociada al paso del tiempo como así también, las marcas del género como construcción social. En este estudio, se pone énfasis en la consideración del colectivo de PM como grupo heterogéneo, cuyas trayectorias de vida son atravesadas por la condición de envejecientes y de género. Esta perspectiva supone preguntarse cómo los hombres y las mujeres mayores utilizan y significan las tecnologías y se proyectan diferencialmente en la vejez desde los desiguales roles en los distintos espacios de lo privado, lo doméstico y lo público.

La diversidad intrínseca del proceso de envejecer pone de relevancia el atravesamiento del acontecer temporal sobre el curso de la biografía individual, y en esa trayectoria se conjugan los procesos de construcción subjetiva que se dan en interacción con la dimensión normativa de la sociedad. En el marco del recorrido por la biografía contemporánea de las personas mayores se pone énfasis en su relación con la tecnología, por lo cual se pone en valor el concepto de trayectorias tecnológicas. En este devenir, la cultura digital se va construyendo atravesada por la existencia de brechas digitales y por la heterogeneidad de competencias y deficiencias en materia de alfabetización digital (Ortega Gutiérrez y Pérez Quinteros, 2021).

En cada sujeto, las motivaciones de uso de las tecnologías se asocian con la puesta en tensión de una necesidad que busca encontrar su fuente de satisfacción y con los efectos diferenciales producidos por el orden de las edades y los géneros en sus trayectorias de vida. Si bien hay una demanda social imperativa en cuanto al sostenido crecimiento de la sociedad informacional y la generalización de las TIC en todos los ámbitos de la vida diaria, las mujeres y hombres mayores evalúan desde distintos puntales psicoafectivos sus deseos, necesidades y recursos para enfrentar los cambios y las demandas que el acontecer temporal le impone.

La alfabetización digital en este grupo generacional no se produce, al contrario que en otras edades, por inmersión tecnológica (Hernando y Phillippi, 2013). Es necesario profundizar el estudio de la brecha digital a los fines de favorecer procesos de apropiación de las TIC por parte de la población de mayor edad, lo que supone afrontar la cuestión de su alfabetización tecnológico-digital en clave de edad y género. Este proceso debe ser abordado tanto en la dimensión instrumental relacionada con el uso de las herramientas y entornos digitales, como con la construcción de significados sobre las TIC.

De esta manera, adquiere relevancia el estudio de los perfiles diferenciales de uso de las TIC por parte de diferentes cohortes de personas mayores, considerando que generacionalmente han tenido posibilidades restringidas de acceso y utilización de estas nuevas tecnologías. Por otra parte, las experiencias asociadas a las diferencias de género en las trayectorias tecnológicas registran diversas representaciones y mandatos signados por la matriz heteronormativa patriarcal. En lo que sigue, se presentan algunos datos que definen el perfil por edades, género y usos de las TIC de las PM entrevistadas, luego se analizan las distintas trayectorias tecnológicas de mujeres y hombres mayores y sus diferencias intrageneracionales. Se considera el nivel de experticia en el conocimiento de las TIC, la cantidad y tipo de dispositivos que saben usar, como aprendieron a utilizarlos y desde hace cuánto tiempo. Luego se describe la percepción de utilidad de las TIC en función de los tipos de usos y los beneficios que estas PM atribuyen a las TIC.

Método

Se realizó un estudio de tipo cuantitativo, transversal, de naturaleza descriptiva y correlacional. Participaron 157 personas mayores cuyas edades oscilan entre 50 y 85 años de edad. Todos ellos asisten a talleres educativos relacionados al uso de las tecnologías en organizaciones educativas de/para adultos mayores de la ciudad de Río Cuarto. Se conformó una muestra intencional, no probabilística, cubriendo cuotas de representatividad de género y grupos de edad. La muestra quedó conformada de la siguiente manera: 54 personas de 50 a 64 años (mediana edad), 81 personas de 65 a 74 años (viejos jóvenes) y 22 personas mayores de 75 a 85 años (viejos - viejos). El 72,6 % de esta muestra es de sexo femenino, mientras que el 27,4% es masculino.

Cabe destacar que se seleccionaron aquellas personas mayores que han asistido a cursos de informática básica (es decir han completado un mínimo de alfabetización digital) y otros/as que asisten a cursos avanzados de informática. Se consideraron cursos iniciales aquellos que introducen al uso de los dispositivos tecnológicos y de la comunicación (computación inicial, internet, uso del celular); mientras que se consideraron cursos avanzados a aquellos que suponen ya determinados conocimientos previos sobre los dispositivos tecnológicos o utilizan las tecnologías como un medio para el logro de otras habilidades (comunicación y prensa, diseño y fotografía digital, nuevas tecnologías para entendidos, niveles avanzados de computación, etc.). La selección intencional de estos dos tipos de usuarios obedece a la necesidad de conformar un grupo de PM con cierta competencia y autonomía en el uso de TIC y otro grupo en proceso de adquisición de habilidades en el uso de herramientas informáticas.

Se aplicó un cuestionario autoadministrado con la escala Usos de las Tecnologías construida ad-hoc (Yuni y Urbano, en prensa). Dicho instrumento consta de dos partes: en la primera, se indaga sobre el uso de los distintos dispositivos tecnológicos y de internet, la frecuencia de uso, cómo aprendió y cuánto tiempo hace que lo usa; y en una segunda parte se pregunta la frecuencia de los distintos usos de Internet y los beneficios que percibe de utilizar las tecnologías.

El análisis de los datos se realizó con el software SPSS, se hizo un análisis descriptivo y de correlaciones (simple y parcial) y un análisis exploratorio de las relaciones entre las variables del estudio. Asimismo, se efectuó un análisis comparativo entre sujetos que asisten a cursos de distinta complejidad y usos de las TIC, a través de pruebas de comparación de medias.

Resultados

La población total entrevistada en este estudio manifiesta un importante acceso motivacional (Van Dijk, 2002, 2017) dado que se encuentra en cursos de formación en el uso de las TIC y disponen de las posibilidades de acceso material a los dispositivos y la conexión; todo ello los posiciona superando la primera brecha digital.

Atendiendo al perfil de la muestra y a la conformación de los grupos participantes de los cursos de TIC, se advierte una mayor presencia femenina en todos los grupos de edades, lo que se condice con la elevada feminización de la matrícula en los programas educativos (Yuni, 2011). Sin embargo, se observa que entre los más viejos aumenta la matrícula de los hombres en relación a las etapas precedentes. Yuni (2011) señala que los programas educativos para PM tienen un sesgo de género a favor de las mujeres y que tanto en sus temáticas como en sus criterios organizativos generan barreras para la participación masculina. En general, los varones permanecen más tiempo ligados a la actividad laboral (incluso más allá del límite de la jubilación). Esa continuidad laboral es aún mayor en el caso de profesionales (en el presente estudio, 4 de cada 10 personas que atraviesan la vejez avanzada se han desempeñado como profesionales). Al respecto, hay evidencia científica referida a la mayor orientación de los varones al campo de las nuevas tecnologías, las temáticas sociopolíticas y los intereses deportivos, como objetos de aprendizaje que les permiten actualizar los conocimientos y revalidar la autoridad (Yuni, 2011).

En este estudio, todas las PM usan al menos un dispositivo, mientras que 6 de cada 10 PM utilizan 5 o más. Se han considerado dispositivos que se usan con y sin la conexión a Internet. Entre los primeros, el teléfono inteligente es el más utilizado (94,3%), le sigue la computadora (85,4 %) y luego la computadora portátil (70,7 %). Los dispositivos sin conexión más utilizados son el cajero automático (87,9 %) y la cámara digital de fotos (73,2 %).

Disponen de conexión en el hogar el 86% de los consultados y el 43 % permanecen conectados entre 2 y 9 hs. semanales. De igual manera, el 80% tiene conexión a Internet en su teléfono y un 38,6% se conecta entre 2 y 5 hs. diarias. Además, el 54 % de los encuestados utiliza la conexión en los espacios públicos.

Lo comentado hasta aquí muestra que las PM de este estudio han incorporado la tecnología a su vida diaria, lo cual pone en evidencia el interés por aprender a usar las TIC (Ortega Gutiérrez y Pérez Quinteros, 2021). Esto contradice lo que se sostiene desde ciertas miradas viejistas que acentúan el desinterés, las dificultades y limitaciones que estas cohortes etarias tienen en el acceso a las TIC. Cabe interpelar aquellas conceptualizaciones de las vejeces (utilizadas en tanto colectivo homogéneo y en términos comparativos con las demás generaciones), como inmigrantes digitales (Prensky, 2001) dado que estos datos los posicionan más bien, siguiendo la metáfora de Yuni y Urbano (2016 b), como navegantes de la brecha digital.

Al respecto, es necesario agregar que en las sociedades contemporáneas la vejez como edad social incluye por lo menos tres décadas por lo que existen diferencias intrageneracionales en este grupo etario. Tanto la psicología del desarrollo como la psicogerontología han establecido algunas diferenciaciones entre ellas como por ejemplo las de vejez y ancianidad (Urbano y Yuni, 2016) o con un criterio gerontológico se diferencia la vejez temprana y vejez avanzada (Villar, 2013). Otros autores enrolados en perspectivas más tradicionales, hablan de una tercera edad y una cuarta edad, e incluso de una quinta edad producida por el fenómeno creciente de la longevidad (Oddone y Pochintesta, 2019). Desde esa perspectiva, aquí se habla de las PM como un agrupamiento generacional que, sin embargo, contiene diferencias intrageneracionales.

Género y edad en las trayectorias de aprendizaje de las TIC

Los datos relevados revelan una variabilidad de las trayectorias tecnológicas de los envejecientes. Se advierte que los usos de las TIC se singularizan y más precisamente, adquieren relevancia de acuerdo a las características intrageneracionales (necesidades diferentes entre las cohortes generacionales y con respecto a otros grupos etarios) pero también por la utilidad y el sentido que le atribuyen a cada dispositivo tecnológico en función de las marcas del género.

  • Participación en los cursos de TIC

Considerando la heterogeneidad que presenta este grupo etario, se han tenido en cuenta los distintos acercamientos que realizan a través de los cursos de TIC para iniciales y/o avanzados. El grupo de la mediana edad (50 a 65 años) es el mayormente presente en las propuestas de los cursos avanzados (51%); mientras que el grupo de los mayores de 75 años se concentra más en los cursos básicos (63,6%). A medida que se envejece se observa una mayor demanda por las propuestas de tecnologías básicas, lo cual muestra la influencia de las cohortes generacionales en relación al uso de las distintas tecnologías. Se entiende que las personas que pertenecen a grupos generacionales de mediana edad tienen mayor contacto con las tecnologías desde la adultez en su experiencia social y laboral, mientras que para los mayores de 65 años el contacto con las tecnologías ha sido menor y ocasional y, por lo tanto, su experiencia con los entornos digitales es de baja intensidad o directamente nula. Estos datos coinciden con lo que señala Peral-Peral, Villarejo Ramos y Arenas Gaitán (2017) quien reafirma la diversidad manifiesta en cuanto al acercamiento y uso de las tecnologías que muestran las PM.

En relación al género, se puede observar que tanto en la mediana edad como en la vejez temprana hay mayor cantidad de mujeres en los niveles iniciales de las tecnologías mientras que se observa más presencia de hombres en los niveles avanzados. Estos datos coinciden con lo informado por Barrantes y Ugarte (2019) respecto a que los hombres han tenido mayores posibilidades de formación e inserción laboral en contextos formales donde experimentaron con distintas TIC y por ello sus trayectorias tecnológicas demuestran mayor intensidad y variedad de usos.

  • Usos de las PM (cantidad y tipos de dispositivos):

Otro hallazgo de nuestro estudio pone en evidencia que a mayor edad hay menos cantidad de PM que saben utilizar los distintos dispositivos tecnológicos. Esto evidencia el efecto de cohorte generacional, dado que la tecnología es una forma de mediación cultural (Barbero, 2009) que progresivamente ha ido atravesando cada vez más las prácticas cotidianas. Tal como lo afirman Aguilar-Flores y Chiang-Vega (2020) debido al rápido desarrollo y la introducción de nuevas tecnologías, diferentes generaciones de edades se enfrentan inevitablemente a diferentes generaciones de tecnologías. Por lo tanto, la inmersión tecnológica y la adquisición de las competencias digitales de este grupo poblacional, no es homogénea. Por ejemplo, quienes transitan la mediana edad son quienes más saben usar la computadora de escritorio (88,9%), mientras que la proporción del grupo encuestado de la vejez temprana se reduce a un 84 % y a un 81,8% en el grupo de la vejez avanzada; posiblemente porque en los últimos años, este dispositivo está mucho más extendido en la vida cotidiana de los hogares. Entre los encuestados que transitan la vejez avanzada hay un porcentaje muy importante (86,4 %) que saben utilizar la cámara digital de fotos (77,8% de los que atraviesan la vejez temprana y el 64,2% de la mediana edad). En el caso de los más jóvenes, podría ser que, al utilizar los teléfonos inteligentes, no se planteen la utilización de cámaras digitales, pero se genera una nueva necesidad de aprendizaje vinculado a la migración de imágenes a otras aplicaciones, edición, etc.

Se observa además que el género tiene incidencias en el aprendizaje y uso de los distintos dispositivos tecnológicos. Los hombres son quienes más utilizan la computadora de escritorio y el cajero automático; mientras que las mujeres utilizan más el celular, la computadora portátil y la cámara de fotos digital.

Estas diferentes trayectorias en los usos leídas en clave de género, pueden estar mostrando a favor de los hombres la incidencia de los trayectos laborales en ámbitos donde la computadora haya sido una herramienta de trabajo y el manejo del dinero una consecuencia del mismo. Tal como afirman Arias Fernández, Lirio Castro, Alonso González y Herranz Aguayo (2018) estas diferencias vienen determinadas por la desigualdad de género provocada por una mayor dificultad de acceso de las mujeres al ámbito formativo, educativo y laboral. También podría hipotetizarse porque no hay estudios al respecto, que en la distribución de los roles de administración de los recursos económicos del hogar (tanto los provenientes del trabajo como de la jubilación o las rentas), las mujeres suelen delegar en sus parejas, la extracción de fondos, pago de cuentas por canales digitales, etc. De hecho, si hay estudios que muestran que uno de los aspectos del duelo de la viudez que las mujeres mayores deben afrontar, se relaciona con la realización de trámites y gestiones bancarias y financieras (Pochintesta, 2016). Dicho de otro modo, en muchas sociedades las mujeres han tenido una situación social de inferioridad y de menor acceso a los recursos (Limón Mendizábal, 2018) y esto se revela también en nuevas desigualdades en los accesos y usos de las TIC (brecha digital de género Gil, Feliu y Vitores, 2012).

Por su parte, las mujeres son quienes más utilizan dos de los dispositivos que se conectan a Internet tales como el teléfono inteligente (coincidiendo con estudios en el país realizados por Delfino, Sosa y Zubieta, 2017) y la computadora portátil. Resultan dispositivos más novedosos en el tiempo, y además, están más extendidos actualmente en la población. Cabe destacar que las mujeres son quienes más usan la conexión en el hogar, en el teléfono y en los espacios públicos. Estos datos coinciden con estudios que muestran una tendencia progresiva a la equiparación con los hombres en el uso de Internet (Arias Fernández, Lirio Castro, Alonso González y Herranz Aguayo, 2018; Delfino, Sosa y Zubieta, 2017).

  • Estrategias de aprendizaje de las TIC

Quienes transitan por la mediana edad y la vejez temprana diversifican los modos de aprendizaje utilizando varias estrategias para apropiarse de las TIC (ensayo y error, ayuda familiar, cursos, etc.). Por su parte, quienes atraviesan la vejez avanzada han aprendido fundamentalmente a través de una sola modalidad de acuerdo al objeto tecnológico (las computadoras a través de cursos y la cámara digital a través de la ayuda familiar). Solo en el caso del teléfono y el cajero automático, además de la ayuda familiar aparece la estrategia de aprendizaje ligada al ensayo y error. Entre quienes muestran mayor autonomía en el aprendizaje y disponen de más estrategias para aprender, hay muy pocas personas de más de 75 años de edad. Si bien este último es un grupo activo en la apropiación y uso de las TIC, sus estrategias de aprendizaje mayormente focalizadas en la enseñanza de un otro (facilitador docente o familiar) pueden asociarse a las experiencias educativas con un fuerte componente conductista, basado en la autoridad del que sabe y la reproducción de los modelos sociales y culturales imperantes en la época de su instrucción escolar (Serrani, 2013).

En cuanto al género, las mujeres son quienes más reciben ayuda familiar y utilizan más de una estrategia para aprender. Por el contrario, entre los hombres se destaca una mayor tendencia a realizar los aprendizajes a través del ensayo y error. Estos datos muestran las marcas de género en los roles esperados y promovidos culturalmente que atraviesan las prácticas tecnológicas, en tanto que como se mostró anteriormente, el ámbito principal de uso de las tecnologías de las mujeres es el ámbito doméstico. La mujer ha tenido un lugar preponderante en la promoción de las relaciones familiares y sociales, y en las vejeces, están más presentes en los ámbitos educativos, motivos que facilitan el aprendizaje mediado por otros y la promoción de estrategias múltiples; mientras que el hombre ha quedado más ligado a su rol como proveedor económico (Zillien y Hargittai, 2009), Por otra parte, la mayor cantidad de mujeres que viven solas hace que las familias demanden el uso de las TIC y con ello promuevan la necesidad de aprender a utilizarlas.

  • Tiempo que hace que usan las TIC

En este estudio, por lo menos 5 de cada 10 PM han aprendido a usar los dispositivos sin conexión hace más de 5 años (este número aumenta a medida que disminuye la edad); 6 de cada 10 usan desde entonces el teléfono inteligente y 4 de cada 10 PM usan las computadoras.

Hay diferencias leves entre los grupos generacionales asociadas a cada dispositivo tecnológico. Por ejemplo, entre quienes hace cinco años o más que usan las TIC, se destacan los de la mediana edad que incorporaron el uso del teléfono móvil. Las personas que atraviesan la vejez temprana, comenzaron su contacto con las tecnologías a través del uso de la computadora de escritorio y la cámara digital de fotos. En la vejez avanzada está más extendido el uso de la computadora portátil. Entre quienes han aprendido en el último año, se destacan los de menor edad en la mayoría de los dispositivos. Sin embargo, es numeroso el grupo de la vejez avanzada en el aprendizaje reciente de la cámara digital de fotos y constituye, además, un grupo muy importante en el aprendizaje de la computadora de escritorio.

En cuanto al sexo, se observa que los hombres hace más tiempo que saben usar más dispositivos (la computadora portátil, el cajero y la cámara de fotos) mientras que las mujeres son quienes más tiempo hace que usan el teléfono celular y la computadora de escritorio. En el último año son las mujeres quienes han aprendido a usar la computadora portátil y el cajero y los hombres quienes han aprendido a usar más la computadora de escritorio, el teléfono móvil y la cámara digital de fotos.

  • Frecuencia de uso de las TIC

Los distintos grados de interacción con las TIC se relacionan con lo que se dio en llamar la segunda brecha digital (Castaño, 2008), que afecta el tipo de uso (en términos de intensidad y variedad) y está determinada por el acceso de las personas a los dispositivos y a Internet, y sus aptitudes para usar estas herramientas. Como factor dependiente, el uso de Internet se define principalmente respecto de la frecuencia, la cantidad de tiempo que se utiliza o el tipo de actividades realizadas en línea (Delfino, Sosa y Zubieta, 2017).

Los grupos de edad no se diferencian en la frecuencia de uso de las tecnologías con conexión, si bien se observa una mayor tendencia entre el grupo de la vejez avanzada a usar más eventualmente las TIC (incluso esta tendencia se observa en relación al uso del teléfono que como se señalara previamente, es el dispositivo más extendido entre este grupo poblacional).

Las mujeres son quienes usan el teléfono con mayor frecuencia, lo que coincide con estudios previos realizados en países latinoamericanos (Sunkel y Ullmann, 2019; Cabrera del Valle, Salum Alvarado y Fuster Sánchez, 2021; Barrantes y Ugarte, 2019). Los hombres se destacan en la mayor frecuencia de uso de las computadoras, coincidiendo con estudios realizados en España por Arias Fernández et al. (2020) en los que se realiza la comparación con PM de distintos países europeos).

Los dispositivos sin conexión, tanto el cajero automático como la cámara digital de fotos, son utilizados con una frecuencia semanal y no diaria como ocurre con las TIC que se usan con conexión (7 de cada 10 PM usan semanalmente el cajero mientras que aproximadamente 5 de cada 10 usan la cámara digital). En relación a los grupos de edades se observa que entre quienes más frecuentemente usan el cajero están presentes tanto el grupo de la mediana edad como el de la vejez avanzada, siendo el grupo de la vejez temprana quienes menos lo usan. Por el contrario, el uso de la cámara digital está más extendido entre la vejez temprana y la vejez avanzada que entre la mediana edad.

Las mujeres realizan un uso similar al que hacen los hombres del cajero automático. Este dato se diferencia con el reportado en la Encuesta Nacional de Calidad de Vida de los Adultos Mayores (INDEC, 2014), donde las mujeres utilizaban menos este dispositivo. En cuanto al uso de la cámara digital, las mujeres son quienes más la usan diariamente y semanalmente.

  • Percepción de utilidad de las TIC

Siguiendo a Camacho (2001) se afirma que la percepción respecto de la utilidad de una tecnología para determinada actividad condiciona el grado de interacción de una persona con dicha tecnología e incluso su reticencia a utilizarla. En este sentido, el grado de uso de Internet depende de cómo, por quién y por qué se utiliza. En nuestro estudio se consideraron los motivos de uso de las TIC en relación a las oportunidades de información, de comunicación, de entretenimiento y ocio y por último, de transacción (Llorente-Barroso, Viñarás, y Sánchez, 2015).

Los datos obtenidos muestran que el género es significativo en la diferenciación de los usos informativos, comunicativos y en uno de los usos transaccionales. Las mujeres son las que más frecuentemente usan las TIC para buscar información, comunicarse con conocidos o familiares y utilizar las redes sociales. Mientras que el hombre las usa más frecuentemente para leer información de su interés, entretenerse, ver videos y realizar pagos. Estos perfiles son coincidentes con estudios previos (Lenhart, 2010; Arias Fernández et al, 2018) en los que se acentúa la diferencia de género en la finalidad de uso de las TIC.

Asimismo, se destacan usos diferenciados de acuerdo a las edades. El grupo de la vejez avanzada es el que hace un uso más frecuente de todos los usos evaluados: informativos, comunicacionales (con excepción de la utilización de redes), entretenimiento y transaccionales. Esto se asocia a la mayor disponibilidad de tiempo liberado de obligaciones y tal vez, al aprovechamiento de ciertas ventajas como la ubicuidad, lo que promueve la integración de las PM como sujetos activos. La utilización de las TIC en este sentido, posibilita el seguir siendo competente y mantener la autonomía para afrontar los efectos que produce el paso del tiempo.

Las personas del grupo de vejez temprana usan de modo eventual las TIC para comunicarse con conocidos o familiares, entretenerse y ver videos. Estos usos pueden pensarse como una forma de continuación de las redes vinculares en el plano virtual. La mayoría de estas personas son recientemente jubiladas por lo que encuentran en la web una forma de mantener su sociabilidad y ocupar su tiempo liberado.

Por su parte los encuestados de la mediana edad utilizan las redes sociales de manera frecuente, mientras que eventualmente las usan para informarse y para fines transaccionales. Las tecnologías en este grupo posiblemente estén más integradas a las actividades cotidianas por cuestiones generacionales, dado que presentan una menor brecha gris ya que han utilizado las TIC desde etapas más tempranas.

Teniendo en cuenta el perfil de quienes utilizan frecuentemente internet, los hallazgos de este estudio se asemejan con el segmento que Peral (en Peral-Peral, Villarejo Ramos y Arenas Gaitán, 2017) identifica como el de e-usuarios por conveniencia. Se trata de un grupo que considera a internet como una vía para realizar servicios utilitaristas de forma de facilitar las actividades diarias.

Estos datos muestran que hay PM que han logrado cierto grado de alfabetización tecnológica, y que realizan distintos usos de las TIC y de internet. A diferencia de lo que muestran otros estudios acerca de la reducción de la probabilidad de compromiso con Internet a medida que aumenta la edad y sobre todo dentro del grupo de los mayores a partir de los 70 años (Eurostat, 2005), en el grupo evaluado encontramos que los que tienen una vejez más avanzada realizan usos más diversos y frecuentes que quienes se encuentran en edades más tempranas.

  • Beneficios de las TIC

Entre los beneficios de utilizar las TIC, los tres grupos de edad destacan el mantenerse activos y el seguir aprendiendo. Aparece así conjugado el carácter instrumental del para qué del aprendizaje ligado con una acción que posibilita poner a prueba sus capacidades intelectuales como fuente de vitalidad y protección frente al paso del tiempo y fortalecer así sus creencias de autoeficacia y el sentido de continuidad psíquica. Las TIC como contenido del aprendizaje, adquieren importancia en tanto garantizan la vigencia y adecuación en el contexto actual de intercambios y facilitan la integración a un orden social de pertenencia.

Las personas que transitan el comienzo de la vejez refieren además otros beneficios como el acceder a temas que hacen a su bienestar (55,6%) y conocer más acerca de sus hobbies (52,5%). Estos beneficios pueden asociarse a la necesidad de renovar el posicionamiento subjetivo frente a los avatares del envejecer (cambios físicos más observables, jubilación, etc.). Estas investiduras posibilitan la recreación de la mirada de sí mismo y de las posibilidades de ser-estar consigo mismo y entre otros. Las TIC adquieren un carácter instrumental, se constituyen en un nuevo recurso para apuntalar la actitud de apertura hacia lo nuevo y sostener la capacidad de asombro ante los cambios propios y del entorno.

Las mujeres destacan aquellos beneficios más relacionados al mantenerse activas, sentirse más adecuadas a los tiempos que corren, más cerca de otras generaciones y el seguir aprendiendo. Esta variedad de beneficios se puede asociar con actividades vinculadas al cuidado de la salud y las relaciones sociales (actividades que culturalmente han sido relacionadas con el género femenino). En cambio, los hombres reconocen mayoritariamente el beneficio de conocer más acerca de sus hobbies y obtener información de su interés, lo que puede entenderse ligado fundamentalmente al empleo del ocio en su etapa post-jubilatoria. Dicho de otro modo, las mujeres destacan los beneficios desde una perspectiva de empoderamiento mientras que los hombres acentúan fundamentalmente el carácter instrumental como beneficios de las TIC.

El carácter de lo performativo del género se evidencia en tanto se habilitan en los espacios virtuales, la continuidad de los espacios legitimados para hombres y mujeres. Navarro (2009 en Arias Fernández et al., 2018) señalan la existencia de una brecha digital conforme hay diferencias en el nivel de conocimientos informáticos, tanto reales como percibidos. La proporción de hombres que afirman tener conocimientos medios o altos es superior a la presentada por las mujeres. En líneas generales, las mujeres suelen sentirse más inseguras y ajenas a unos espacios caracterizados tradicionalmente como masculinos.

Las PM de 75 años advierten sobre otros beneficios que ponen en evidencia diferentes posicionamientos subjetivos. Un alto porcentaje de personas de mayor edad manifiestan sentirse más adecuadas a los tiempos que corren (54,9%) y la posibilidad de mantenerse más cerca de las otras generaciones (50%). Estos beneficios se asocian a la posibilidad de despliegue personal que contrarrestan las posibilidades de ubicarse en las posiciones subjetivas de dependencia. La posibilidad de obtener estos beneficios a través del uso de las TIC apuntala el crecimiento personal y se constituye así en una estrategia para sostener el movimiento existencial, mantener la integración yoica y facilitar la integración sociovincular.

En síntesis, se puede observar que a medida que se acentúan los signos del envejecer aparece más la identificación de beneficios ligados al proceso de autocomprensión del desarrollo y a la autoexploración del sí mismo. De forma progresiva con la edad, además, los beneficios que atribuyen al uso de las tecnologías se identifican con el sentido de visibilización que promueven dado que favorece el acceso a la sociedad de la información y del conocimiento y la participación social. No solo en sus connotaciones instrumentales sino en el empoderamiento que generan las experiencias de carácter reconstituyente de los procesos intra e intersubjetivos.

Resulta interesante destacar que la gran mayoría de los beneficios estudiados son más percibidos por las mujeres que por los hombres de esta muestra. Esto pone de relevancia la necesidad de interseccionar edad y género a los fines de describir la diversidad de usos de las TIC en las trayectorias de las vejeces.

Conclusión

Nuestro posicionamiento resalta las interacciones entre lo tecnológico como una nueva mediación que transforma los intercambios discursivos y lo social, incidiendo en la construcción de subjetividades a lo largo de la vida. Ambas dimensiones se entretejen. De acuerdo a Amador (2013) esta relación plantea que los objetos tecnológicos no son meros accidentes del mundo social, sino que se convierten en mediadores capaces de participar en la agencia que el sujeto ejerce a través de sus prácticas y los sistemas de significado que recrea constantemente mediante la cultura. Se evidencia así la importancia que adquiere la visibilización de las desigualdades de oportunidades y de formación ligadas al género y al envejecimiento, y la consecuente necesidad de promover los procesos de alfabetización digital de las PM.

Siguiendo a Barrantes y Ugarte (2019) se acentúa la noción de trayectorias en el que se conjugan los roles sociales a lo largo del recorrido vital en relación dialéctica con la posesión de distintos capitales (Bourdieu, 1979) que posibilitan el acceso a la alfabetización digital: el económico (recursos materiales), el cultural (conocimientos y educación adquiridos), y el social (las redes sociales de la persona). La disposición de estos capitales permite visibilizar las ventajas de ciertos sectores de la población de PM en los procesos de apropiación de las TIC y de Internet. En tal sentido, nuestro estudio muestra la estrecha relación existente entre el acceso a las tecnologías y la experiencia generacional de las diferentes cohortes de PM. Las personas que transitan la vejez avanzada han tenido menos experiencias de socialización en prácticas digitales que los grupos de PM de menor edad.

Los hallazgos de esta investigación destacan la heterogeneidad intrínseca sobre las diferentes trayectorias de envejecer de hombres y mujeres mayores que singularizan la apropiación de las TIC como un proceso complejo y diverso. Los sujetos del grupo estudiado han superado la primera brecha digital del acceso a las tecnologías. Este hallazgo no podría generalizarse en tanto que la muestra se ha seleccionado de sujetos que participan de actividades orientadas a la adquisición de conocimientos tecnológicos y por ello pueden tener un mayor interés y conocimientos básicos adquiridos en la experiencia social. Inversamente estos datos revelan que no sería correcto realizar una generalización que califique al colectivo de PM como inmigrantes digitales, dado que hay entre ellos distintos acercamientos a las TIC, muchos de ellos iniciados en la juventud y la adultez, además de diferentes recorridos atravesados por sus experiencias ligadas al género.

Las mujeres llegan más tardíamente a las prácticas digitales, lo que da cuenta de la brecha en relación al género (Arias Fernández et al., 2018). No obstante, las mujeres son quienes más usan algunos dispositivos (como el teléfono) y algunas funciones de Internet asociadas fundamentalmente al carácter hedónico (redes sociales, comunicación con familiares, etc.).

Se observan algunos perfiles diferenciados entre los mayores pertenecientes a la generación del Baby Boom, coetáneas al nacimiento de las actuales tecnologías, de otras generaciones anteriores en su experiencia como usuarios tecnológicos (Barrantes y Ugarte, 2021). Estas tendencias benefician a los más jóvenes, en tanto que han tenido mayores posibilidades de adopción y de frecuencia de uso. Sin embargo, estas ventajas no se observan en la percepción de utilidad considerada a través de los usos: son las PM de mayor edad quienes tienen usos más diversos y a la vez más frecuentes de Internet. El análisis de las trayectorias tecnológicas permite visibilizar cómo los capitales e incentivos de este grupo de PM analizados desde el género y la edad, moldean su relación con la tecnología

Las diferencias en los tipos de participación en cursos de tecnologías según la experticia, la cantidad y tipos de dispositivos que utilizan, las estrategias de aprendizaje y el tiempo que hace que aprendieron a usar las TIC, la frecuencia de uso, así como la percepción de la utilidad que manifiestan se constituyen en variables explicativas de la inclusión digital en las PM.

Hacer visible esta heterogeneidad intrínseca a las vejeces y a la vez, interseccionar desde una perspectiva de género posibilita no replicar la atribución del acceso y uso diferencial a las desigualdades sociales o a los capitales adquiridos en sus trayectorias vitales. Por el contrario, sugieren la necesidad de advertir el modo en que los usos y apropiaciones de las TIC promueven la autonomía y el empoderamiento, desde los saberes, necesidades y deseos diferenciales de mujeres y hombres en su tránsito del envejecimiento.

Finalmente, estos hallazgos ponen de manifiesto que la penetración de las TIC se acentúa en grupos específicos de PM, lo que demanda la profundización de nuevos estudios que aborden las brechas digitales (en plural) existentes entre la propia población añosa. Considerando que en el contexto contemporáneo las TIC colonizan la vida cotidiana a lo largo de todo el curso vital, éstas no solo deben abordarse como un recurso instrumental sino como un nuevo lenguaje que instaura y mediatiza modos de comunicación que performan la subjetividad. Por ello, es imprescindible promover la alfabetización digital de las PM desde miradas complejas y atendiendo a la interseccionalidad dada en el género y la edad, a los fines de promover procesos genuinos de inclusión digital.

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Artículo recibido: 6 de octubre de 2021

Artículo aceptado: 23 de diciembre de 2021

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2022 Contextos de Educación Año 22 - Nº 32, ISSN 2314-3932

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